EL AGUIJÓN
EN
TIEMPOS DE CONFRONTACIÓN, SOLUCIONES PARA VENEZUELA PROPONE EL CAMINO DEL PAÍS.
Por: Arturo Molina
La
sociedad venezolana atraviesa un ciclo agotador de confrontación y desgaste
emocional. Tras las elecciones del 28 de julio de 2024, el clima político se ha
vuelto aún más volátil, alimentado por mensajes que prometen un derrumbe
inmediato del gobierno a través de escenarios de escalada. En este ambiente
tenso, han surgido sectores que promueven, abiertamente o de manera velada, la
idea de que una intervención extranjera podría resolver los problemas del país.
Apostar por ese camino no solo desconoce nuestra historia, sino que expone a
Venezuela a riesgos incalculables. El conflicto no es, ni será jamás, una vía
de reconstrucción.
Frente
a esta realidad, se hace imprescindible una postura seria, firme y responsable.
En ese sentido, el partido Soluciones para Venezuela (SPV), liderado por
Claudio Fermín, ha asumido un camino distinto: el de la sensatez, el respeto a
la soberanía y la convicción de que la oposición también puede actuar con
sentido de país. La situación generada por el proceso electoral aún sin aclarar
exige una revisión profunda y transparente de la actuación de todos los
involucrados. Pero convertir la incertidumbre en justificación para promover
salidas violentas o tuteladas desde el exterior es dar un salto hacia el vacío.
La
reconstrucción nacional no puede nacer de la confrontación fratricida ni de la
lógica del enemigo interno. La historia demuestra que las naciones se levantan
cuando se privilegia la sabiduría sobre la emoción del momento. Venezuela no
saldrá adelante chocando unos contra otros. El camino es el del
desprendimiento, del sacrificio responsable y del auténtico amor por el país.
Conversar, incluso con quienes piensan distinto, no es claudicar: es asumir la
responsabilidad que demanda un país herido. El Pacto de Punto Fijo de 1958, con
todas sus posteriores críticas, fue un ejemplo de cómo es posible detener
ciclos de violencia priorizando la estabilidad nacional y acuerdos mínimos
entre adversarios.
Desde
SPV defendemos una premisa clara: una sociedad que valora la libertad no puede
convivir con presos políticos. Por ello proponemos una amnistía general como un
gesto de reconciliación nacional que permita abrir un nuevo capítulo. Asimismo,
defendemos la propiedad privada y rechazamos que se intente manipular la crisis
para obtener beneficios políticos o económicos. La polarización ha alimentado
discursos que buscan imponer la confrontación como única opción, descalificando
a toda voz sensata o moderada como “colaboradora”. Este tipo de prácticas solo
contribuye a distorsionar la realidad y a fragmentar aún más a la sociedad.
Tenemos
diferencias profundas con el gobierno nacional y lo expresamos con claridad.
Exigimos un salario digno para los trabajadores, políticas públicas coherentes
y una rendición de cuentas efectiva por las decisiones que afectan la vida de
millones de venezolanos. Pero también señalamos que quienes dicen oponerse al
gobierno y a la vez alimentan la polarización terminan reforzando el mismo
sistema que critican. Venezuela necesita menos estridencia y más coherencia;
menos radicalismo y más visión de Estado.
La
fortaleza de un país reside en su capacidad de asumir la diversidad como un
activo, no como una amenaza. Ninguna persona debe ser humillada, perseguida o
atacada por pensar distinto. Esa es la línea que separa la política democrática
de la barbarie. La salida del abismo en el que estamos requiere sensatez,
respeto y la convicción profunda de que el país nos necesita a todos.
Distintos, sí, pero unidos por un propósito común: reconstruir la nación sobre
la base de la soberanía, la paz y el entendimiento.
Arturo Molina.
@jarturomolina1
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