EL AGUIJÓN
VOTAR ES UN
ACTO DE DIGNIDAD.
Por: Arturo
Molina
A escasos días del 25 de mayo, Venezuela se prepara para una nueva jornada electoral
donde estarán en juego no solo nombres y cargos: gobernadores, diputados a la
Asamblea Nacional y al Consejo Legislativo, sino también una vez más el destino
inmediato de nuestras regiones, municipios y del país entero. Ha sido una
semana intensa de campaña. Las propuestas reales compiten con las campañas
sucias, y comienzan a verse con mayor claridad las estrategias de
descalificación provenientes de laboratorios digitales, donde los llamados
"amigos del teclado" o bots repiten consignas cargadas de odio y
falsedades. Es preocupante que algunos comandos de campaña opten por ese
camino, el de la manipulación emocional y la distorsión, en lugar del encuentro
con la gente y el intercambio de ideas.
El llamado a
todos los actores políticos a respetar la normativa electoral y al Consejo
Nacional Electoral, a ejercer su rol con firmeza, transparencia e imparcialidad.
El ventajismo es una amenaza a la voluntad popular y no puede ser tolerado
venga de donde venga, especialmente si parte de quienes ocupan cargos en el
sector oficialista, con acceso desigual a recursos y medios públicos. Pero más
allá del ruido, algo profundo está ocurriendo en el alma del elector. Se está
disipando la niebla que durante años sembró la antipolítica. Los ciudadanos
comienzan a comprender que abstenerse no castiga a quienes detentan el poder,
sino que los fortalece. Se ha aprendido, con dolor, que la ausencia no
transforma. La participación, sí. Votar es una herramienta para exigir,
para cambiar, para construir. No hay atajo. El camino es complejo, pero es el
único que permite avanzar sin caer en el abismo de la violencia o la anarquía.
El diálogo
político es hoy más necesario que nunca. Es el único mecanismo legítimo para
alcanzar acuerdos que beneficien a la gente, que eviten la confrontación
estéril y promuevan la sana convivencia. No se trata de pactos oscuros ni de
claudicar principios, sino de encontrar puntos comunes donde las diferencias se
tramiten con civilidad y altura. Quienes promueven relatos fantasiosos,
manipuladores, disfrazados de heroísmo radical, solo le hacen el juego al
autoritarismo que dicen combatir. En el fondo, su norte es la cobardía, porque
se esconden detrás de insultos, de etiquetas, de una guerra imaginaria donde lo
único real es el sufrimiento del pueblo. Hoy más que nunca hay que rechazar la
existencia de presos políticos, así como también los atropellos verbales y
físicos que cometen quienes, bajo el disfraz de guerreros, promueven el odio.
Venezuela necesita líderes que sumen, no que dividan; que escuchen, no que
griten; que construyan, no que destruyan.
Estamos
llamados a ejercer un acto de dignidad este 25 de mayo. A acudir al voto con
sentido de pertenencia, con compromiso por lo nuestro, con la convicción de que
el país no se arregla desde los extremos, sino desde la voluntad de quienes
aman esta tierra. Cambiar lo que no funciona requiere mucho más que quejarse en
redes o anular el voto: requiere conciencia, constancia y participación. El
voto es una declaración de amor a la patria. Que nadie nos robe la esperanza.
Arturo Molina
@jarturomolina1
www.trincheratachirense.blogspot.com
jarturomolina@gmail.com