ESPEJISMO DEL PROGRESO VENEZOLANO

 

EL AGUIJÓN

ESPEJISMO DEL PROGRESO VENEZOLANO

Por: Arturo Molina

Los venezolanos vieron la llegada del siglo XXI inspirados en discursos que prometían cambios sustanciales en el fortalecimiento del conocimiento, el avance tecnológico, los sistemas de telecomunicaciones y programas educativos que impulsarían la transformación del país. De ser gobernados por lunáticos y explotadores, se pasaría a los lúcidos y reivindicadores. Supuestamente, se aportaron millones de dólares para alcanzar ese propósito. Los anuncios se hicieron en cadenas de radio y televisión interminables. Con bombos, platillos y pólvora a granel se celebró el lanzamiento de satélites a la órbita espacial direccionados desde otro país, y los ciudadanos estaban atentos a través de la pantalla chica al extraordinario acontecimiento. La era de la independencia, hacia su entrada, así lo expresaban voceros gubernamentales.

La narrativa utilizada por esos voceros sigue siendo la misma en el transcurrir del tiempo. No existe reconocimiento de los errores cometidos. Lejos de formar y capacitar a los ciudadanos para avanzar en el desarrollo del país, se vive un atraso tecnológico, educativo y de salud alarmante. El acceso a internet que ofrece el gobierno es uno de los peores del continente. Las plataformas de investigación resoplan como lo hace el viento en las imágenes que se ven en películas del lejano oeste. No hay rendición de cuentas, y el abandono y la miseria son los aliados permanentes de los ciudadanos. La desidia es el faro que ilumina la amplitud con el que el demagogo hace la promesa vacía de valores y compromiso.

Mientras el gobernante del momento se esforzaba por vender ilusiones, la educación colapsaba. La infraestructura se venía al suelo y la desmotivación se arraigaba en estudiantes y educadores. Fueron relegados a lo más profundo del subsuelo, y las consecuencias de tales omisiones se reflejan en la formación de las nuevas generaciones quienes quedaron expuestos a ser devorados en un mundo altamente globalizado. La salud corrió la misma suerte. Hospitales sin insumos y personal médico en retirada. La tecnología prometida para el avance en los diagnósticos y la cura de la enfermedad, viene por la puerta de atrás, porque por el frente lo que se ve es la desilusión permanente.

La propaganda tecnológica usada en el ayer muestra hoy a plenitud los resultados que favorecen la precariedad. El reclamo de los ciudadanos no está siendo escuchado. Las excusas y amenazas para intimidar y acorralar la disidencia tienen al borde a las personas. Se tocó fondo y hay quienes pretenden seguir con sus esqueléticas posturas de confrontación estéril. La carencia de unos, no tiene por que ser la de todos. Abrir la puerta al diálogo es una emergencia. Los espejismos y el derroche hicieron su apuesta a favor de la nada. Tal vez los satélites siguen en órbita, pero no están registrando la intensidad de la insatisfacción con la que están viviendo millones de venezolanos.

El conocimiento es el nuevo petróleo, pero sin la inversión en educación y tecnología de punta, el país seguirá siendo dependiente de economías extractivas y su futuro será cada vez más insostenible. Pisar tierra es un deber para canalizar el progreso de Venezuela. Basta de espejismos y falsos profetas, porque en eso se ha perdido mucho tiempo y las oportunidades se han dejado a un lado.

Arturo Molina

@jarturomolina1

www.trincheratachirense.blogspot.com

jarturomolina@gmail.com

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