EL AGUIJÓN
JUGAR
PARA ATRÁS
POR: ARTURO MOLINA
En Cualquier deporte, el que
lo practica o dirige, siempre espera ir hacia adelante. Se ataca y se defiende.
La estrategia es saber entrarle al terreno del contrario, burlar la marca y
anotar el puntaje respectivo. Allí la defensa tiene su especial forma para
recibir al atacante. La habilidad de los jugadores se impone a cada instante,
pero es el juego colectivo quien arroja resultados deseados, y menor desgate
individual. Las jugadas son finalizadas de forma magistral por un componente
del equipo. Cada uno se destaca en su respectivo rol, y todos quedan contentos
con lo realizado. En algunos equipos las individualidades realizan jugadas
extraordinarias, pero su excesiva dependencia los puede llevar a la derrota, y
posteriormente surgen las acusaciones.
En la actividad política
existen los auspiciadores de la anti- política, quienes fomentan el descrédito
al trabajo en equipo y apuestan por llegar al poder, al no conseguirlo, se
frustran, y entran en conflicto permanente con quien lo logra. El celo político
es su estatus de vida y los improperios su carta de presentación. Sustituyen el
debate proactivo por lo pueril. El insulto por el otro se presenta como muestra
de inmadurez personal, ausencia de formación y negación de la pluralidad. Es el
envalentonamiento de quien no tiene la razón, pero se quiere imponer por la
fuerza de la mentira y la bajeza de su miseria.
La crónica de la muerte
anunciada tiene episodios sin ser entendidos. Los sistemas de gobierno y sus
implicaciones en la vida de las personas están a la mano de acuciosos
investigadores. Historias contadas desde distintas ópticas convergen en señalar
los destinos de los pueblos y sus ciudadanos al entregar decisiones que le son
propias a extraños. Narraciones que se pierden en la distancia por falta de
información para la formación en áreas delicadas del acontecer político,
económico y social de las naciones. Se deambula entre la especulación y el
abuso, más por ignorancia que por concreción de un evento. La oferta y la
demanda nadan en el lodazal de lo caducado.
En ese dilema transcurre el
tiempo, y la supervivencia se hace pesada para el ciudadano. En Venezuela la
vía de la colonización sigue su rumbo. El reparto de los territorios es parte
de la negociación de quienes se sienten dueños de las personas y sus bienes. A
la luz de las falsas promesas de crear un país de avanzada, se potenció la
miseria y desesperanza. Sembradores de sueños frustrados acarician la idea de
ver a las personas de rodillas ante ellos. En ese espejo se visualiza la postura
de algunos dirigentes en jugar para atrás y, al final del camino, descubrirán que
su equivocación los tiene al borde del abismo.
ARTURO MOLINA
@Jarturomolina1
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jarturomolina@gmail.com