EL AGUIJÓN
EL
CAMINO A SEGUIR
POR: ARTURO MOLINA
La lucha por el poder tiene
sus altibajos. Algunos actores políticos asumen sus aspiraciones como las únicas.
Se desconocen otros perfiles, y hasta se les etiqueta con expresiones soeces.
Sucede a menudo cuando los liderazgos no existen, o son débiles, y allí el
camino se hace difícil de transitar. Los que juegan adelantado pretenden que a
su alrededor se lance todo mortal con los ojos cerrados. Discrepar es dañino. Los
errores crecen, y la desconfianza se atornilla. El hambre de cambio de sistema
de gobierno en suelo venezolano existe en la mayoría de los ciudadanos, pero la
distancia para alcanzarlo, hay quienes la hacen abismal.
La desunión es el pastel que
ronda la mesa en sector disidente al gobierno nacional. Tarjetas de partidos
abundan, y sus seguidores son escasos. Lanzar cualquier vehículo para intentar
un salvavidas es la práctica en marcha. La estrategia no existe. Todo es a la
carrera. La conversación es permitida si se apoya al velocista. Se puede tratar
despectivamente al otro, sin que exista el sentido de rectificación. Las
aventuras se apoderan del escenario, y se aparta el análisis y la decisión
grupal. La ausencia de valores se multiplica en cada accionar. La lucha es
contra su igual, jamás contra el contrario.
Desde que el gobierno del
finado presidente Chávez llegó al poder, muchos fueron los discursos basados en
el desarrollo y progreso del país que se les ofertó a los ciudadanos. Grandes
obras e inversiones en exploración petrolera, gasífera y sus derivados, recorrían
los medios de información y comunicación. Vías de comunicación irrumpían en el
papel para mostrar la interconexión de los estados, municipios y centros
poblados. Nada detenía el ímpetu del nuevo gobernante por hacerse sentir. La
estrategia del mesianismo y la minimización del contrario tomaban cauce, y crecían
a rebosar. Dejaron inmóvil a los disidentes, y el control social se apoderó de
las decisiones de las personas. Ese barco encontró puerto seguro, porque la
propuesta distinta se quedó a la espera.
Las elecciones del pasado 21
de noviembre dejaron un pronunciamiento claro de los ciudadanos. Los dirigentes
políticos están obligados a levantar su imagen, y la de los partidos políticos
que representan, sustentados en el trabajo y soluciones a problemas sentidos en
las comunidades. Surge pregunta, después de 23 años en ejercicio del poder de
los revolucionarios del siglo XXI, ¿cómo es que ante la ausencia de servicios públicos
de calidad, alto costo de la vida, miseria por todos lados, y gobernante con 85% de rechazo, aún hay
personas que sigan apoyando esa barbarie? La respuesta la tiene cada quien. Las
familias han resistido, la propuesta sigue en espera, y el camino a seguir,
para salir del atolladero, hay quienes lo siguen llenando de utopías.
ARTURO MOLINA
@Jarturomolina1
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jarturomolina@gmail.com