EL AGUIJÓN
A 15
AÑOS DE LA ABSTENCIÓN DE 2005
POR: ARTURO MOLINA
El “liderazgo” en la oposición venezolana luce comprometido en cualquier convocatoria a eventos de participación electoral. Los llamados a la abstención han penetrado las bases de la sociedad, y los ciudadanos vienen perdiendo el gusto por el voto al momento de seleccionar a sus representantes, o de castigar gestiones de gobierno por incumplimiento de sus ofertas. La estrategia le ha funcionado a sectores centralizados del gobierno, y la oposición radicalizada. El costo beneficio está ajustado en función del interés particular, y no del país.
Los oficialistas, observadores
de las respuestas de los “dirigentes opositores”, y del movimiento de los
ciudadanos, planifican sus acciones con cálculo de terror, y aciertan al llevar
a su trampa a la disidencia, alejándola de las urnas electorales, alcanzando el
objetivo de mantenerse en el poder mediante el sufragio, con escasa
participación de electores. Las declaraciones públicas tienen la dirección
pensada y diseñada para ofuscar el pensamiento adverso, son el trapo rojo
sincronizado con la estrategia del desánimo. Así los demócratas pasan a ser
dictadores, y los dictadores demócratas. Es el aluvión de su gesta.
La ira y agresión verbal del
régimen y algunos factores de oposición, se mantienen en la palestra contra los
disidentes de esas tergiversaciones. Es la forma en que se desligan de la
rendición de cuentas a los electores al momento de resultados adversos, o del
ejercicio del poder. Así mitigan el impacto social, y pisotean la
institucionalidad. Al sistema electoral le decretaron la pena de muerte al
despojarlo de su autonomía funcional, atenuando la pérdida de credibilidad y
confianza de las personas. Al desprestigio del voto manual en tiempos de la
cuarta, el tormento le llega la era tecnológica. La trampa y el fraude son el
coctel del día en las huestes de la orfandad de propuesta. Se navega en la
arena, y las olas del desierto se tragan el escaso reclamo de la sobriedad.
La fantasía soporta el
vendaval del absurdo. La ausencia de reconocimiento de errores cometidos en
algunos factores de oposición, conlleva a la evasión de las responsabilidades,
y acumulan las incoherencias en el actuar, apelando a mitos, fabulas y leyendas,
producto del desespero, motivados por el engaño y manipulación de los
ciudadanos, beneficiando la estrategia del oficialismo. Del régimen no se puede
esperar actuación demócrata, pero que los demócratas no actúen como tal, es para
pensarlo.
El régimen Maniató a todos
los participantes, alcanzando el propósito de explosionar los partidos
políticos y sus dirigentes, y desarticular las instituciones. A la siembra de
la duda, se le unió el decadente liderazgo nacional. La abstención no es la
salida a la crisis política, económica y social que impera en Venezuela. La
destrucción del voto ha encontrado fuerza en actores sin escrúpulos, que ha
sumado voluntades inocentes en ese accionar. El hilo social hay que restituirlo
con paciencia y decoro, al igual que se debe rehabilitar el estado de derecho
violentado por las huestes de los revolucionarios del siglo XXI. Las
parlamentarias del 2005 dejaron su secuela en la sociedad venezolana, pero
todavía su enseñanza, pareciera, no entra en las viviendas de los ciudadanos, a
pesar de haber pasado 15 años de tan lamentable error político.
ARTURO MOLINA
@jarturoms1
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