EL AGUIJÓN
SEGÚN
MI CONVENIENCIA
POR: ARTURO MOLINA
El debate en torno a las parlamentarias a la Asamblea Nacional (AN) del 06 de diciembre 2020, ha generado en algunos sectores y actores políticos, análisis jurídico, direccionado a satanizar la salida electoral y favorecer la abstención. En infinidad de casos se observan alucinaciones, elucubraciones y fantocherías, desviando el argumento político serio, con sentido de responsabilidad, solapando lo que es visible a los ciudadanos: el fracaso de la improvisación, aglutinadora de la anti política.
La suma de los errores de
los sectores radicales de las oposiciones, ha atornillado al poder al gobierno
nacional, generando matriz de opinión adversa a los partidos y la actividad política,
etiquetando de corruptos y traidores a sus dirigentes o representantes.
Injurias (no han demostrado nada) que en oportunidades se descargan con
vocabulario soez, propio de los aficionados, que contribuyen a fortalecer la
desesperanza, dejando de lado el razonamiento político. Las redes sociales son
el epicentro de acción de tales señalizaciones, y se argumenta con base a la
legitimidad y legalidad, obviándose que el régimen no ha respetado el Estado de
Derecho.
Algunos actores de oposición,
electos como diputados a la AN (2015-2021), actuaron complaciendo al sector
gubernamental, (lo sucedido el 15 diciembre 2016, es prueba de eso), al no
sustituir las rectoras Tania D Amelio y Socorro Hernández, del partido socialista
unido de Venezuela (PSUV). La crisis de la disidencia no se estanca allí,
porque además, se ha permitido con acuerdo disimulado con el oficialismo, la
postulación de candidatos en circuitos electorales violando la Ley. Varios de
los actuales diputados fueron investidos con el manto de la ilegalidad, pero
apostaron a la legitimidad del voto, tanto del régimen y de oposición, y ahora
llaman a la claudicación. Los anteriores rectores no eran entonces tan malos
como ahora se nos quiere hacer ver. Todo suma para que cabalgue la desconfianza
en los ciudadanos y se abrace al radical sin propuesta coherente y viable,
dentro del marco de la Constitución Nacional.
Restituir el Estado de
Derecho es el camino que debe seguir la alternativa democrática, reconociendo
las debilidades presentes. La evaluación de lo acontecido durante 21 años no
tiene porque molestar a quienes se creen dueños de la verdad, pero no rinden
cuentas a los electores sobre sus actuaciones. La valoración de las mismas es
responsabilidad de cada persona. Salir del actual sistema de gobierno es
fundamental para alcanzar la tranquilidad y convivencia ciudadana. El elector
está en su derecho de revisar la oferta electoral y decidir si le apoya o no,
de allí que no se puede seguir postulando a candidatos para complacer egos
personales y autoritarios, fingidos en la actitud del demócrata, castrando
liderazgos naturales.
El escueto resultado
esgrimido, mostrado y vanagloriado por quienes hoy arremeten contra la
participación electoral, es la prueba de que le han fallado al país. Es
necesaria la articulación de la sociedad en su conjunto para abrir el camino
hacia el cambio del sistema político. Los momentos hay que saberlos leer, para
evitar esos acomodos personalistas que terminan jugando “según mi
conveniencia”.
ARTURO MOLINA
@jarturoms1
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jarturomolina@gmail.com