EL AGUIJÓN
C.E.V.
SONÓ LA ALARMA
POR: ARTURO MOLINA
El virus chino alteró la
convivencia social y desintegró las familias y encuentros vecinales. El evento ha
servido al régimen para profundizar estrategia de aislamiento comunicacional,
evitar educación ciudadana y fortalecer el miedo. Distraen y avanzan en la
articulación del proceso elecciones Asamblea Nacional (AN) 2020. Aspiran
liquidar la política e imponer el imperio de las armas ante una sociedad
desarmada. Diversos actores sociales buscan respuestas del ¿por qué? del
sostenimiento de la barbarie en el poder durante tantos años, y las respuestas obtenidas
son ambiguas, incoherentes e irreales, dando pie a interpretaciones de: “a
confesión de parte, relevo de pruebas”, porque siempre la culpa es del otro,
pero las decisiones las mantienen entre ellos. O sea.
El pronunciamiento de la
Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), es claro, contundente, realista e
integrador. Es el llamado de atención a los factores políticos de oposición
para centrar el análisis, y la toma de decisiones, sobre hechos concretos. Es
interpretar el sentimiento ciudadano por encima de sus apetencias personales.
No basta con llamar a la abstención. Eso es fracaso, claudicación. Es la
herramienta para acrecentar el odio, la persecución y el encierro de los
ciudadanos. Seguir apostando a la inmediatez es continuar con la farsa. Tampoco
es plausible seguir permitiendo que factores radicales alcancen destrozar la
unión de la sociedad y sus instituciones, para inconsciente o conscientemente,
favorecer al régimen.
Empresas encuestadoras dan a
conocer la opinión de las personas, quienes en un 52% (Delphos-julio-agosto
2020), manifiestan su deseo de participación para alcanzar el cambio del
sistema de gobierno. Meganalisis (agosto 2020-en datos gratuitos) deja ver que el
72,6% de los entrevistados no tienen confianza en el nuevo Consejo Nacional
Electoral (CNE), pero el 73,1% tampoco la tiene en la actual AN, y el 77,6%
está de acuerdo en que Maduro salga del poder. Esa muestra obliga a los
factores de la alternativa democrática a repensar decisiones. La sociedad en su
conjunto tiene la obligación de despertar para evitar la manipulación y el
engaño. Urge en los venezolanos una nueva oposición, con credibilidad y
confianza. Hay que construirla, y eso no se alcanza encerrados y regalando los
espacios de lucha socio política.
La participación electoral
es garantía de movilización ciudadana, antes, durante y después del proceso.
Permite desnudar la trampa, si la hacen. Diferentes enfoques se han dado en
torno a que el fraude ya existe. Casos como la elección a gobernador en el
Estado Bolívar han salido a la luz pública, pero a esos reclamos, les falto el
acompañamiento. Algo pasó, porque esa voz no se sintió en los factores de la unidad.
En ese entonces el CNE era totalmente del régimen, el actual y con todas sus
deficiencias, no lo es (eso no implica que esté a favor de esa elección). Tal
vez no represente el sentir de algunas individualidades, pero pudieran expresar
el sentimiento colectivo, si se dejaran de lado los ataques, y se centrará el
esfuerzo en prever el accionar estratégico para la elección.
Algo está quedando claro en
el camino, y es que algunos sectores de oposición no se prepararon para el
evento electoral, y se entregaron a la “obligada” intervención militar
extranjera. Incluso, hay quienes tienen centradas sus esperanzas en la elección
presidencial de los Estados Unidos de Norteamérica (EEUU), y el triunfo del
señor Donald Trump. ¿Qué le ofrecerían al 77% de los ciudadanos decididos a
cambiar el actual sistema de gobierno, si el ganador de esa elección es el
contrario? Eso es jugar a la claudicación. Es la entrega definitiva a la
imposición del sistema colectivista. Ante las aventuras políticas, llenas de
fracasos y mesianismos, hay que salir a derrotar la desconfianza, sembrar
empatía en los ciudadanos, organizarlos y movilizarlos. Hablarles con la
verdad. La CEV sonó la alarma.
Arturo Molina
@jarturoms1
www.jarturomolina.blogspot.com
jarturomolina@gmail.com