EL AGUIJÓN
LA
DECISIÓN
POR: ARTURO MOLINA
La crisis generalizada por
la que atraviesa el país, ha dado margen para los desequilibrios y reaparición
de resentimientos producto de triunfos y fracasos derivados del juego político
en el seno de la oposición. La marea crece cuando el desespero se apodera de
quienes se sienten dueños del poder, cual dinastía, y arremeten visceralmente
contra quien en el ejercicio de sus responsabilidades gubernamentales tiene el
deber de oír y el derecho a ser escuchado. Viajar desde la periferia hacia la
capital de la República a exigir lo que a las entidades regionales les
pertenece, lo traducen los desaforados, en la sumisión. Debe el gobernante
salir atropelladamente a darse golpes, pegar gritos y utilizar verbo soez
contra otra autoridad nacional, para poder obtener su aceptación y respeto.
Hacen uso de fotografías para desacreditar a la autoridad regional, creyendo
que con ello salvan sus responsabilidades y torpezas. El dilema
adversario-enemigo lo evidencian a niveles del apocalipsis.
Los acontecimientos del día
domingo cinco (5) de enero 2020, con motivo de la elección de la junta
directiva de la Asamblea Nacional, ha dejado ver con claridad lo que acontece
en la oposición. Los aspirantes a cargos gubernamentales no terminan de
entender la magnitud del problema político que reina en Venezuela. El sistema
colectivista, direccionado desde los hermanos Castro, en compañía de la cúpula
militar venezolana, ha trasmutado en un sistema
militarista-castrista-comunista-excluyente-hambreador-corrupto. Es la dictadura
de la opresión y el quiebre de la institucionalidad con burla macabra hacia los
ciudadanos al limpiarse estos el esfínter con lo establecido en la Constitución
Nacional. Allí el régimen jugo a dividir y lo logró.
Nada ni nadie puede acallar
la voz y el reclamo de un diputado electo por los ciudadanos para exigir en el
foro por excelencia del debate político que representa la Asamblea Nacional,
cambios y cumplimiento del deber. Ese es un derecho inalienable. Prestarse para
que el tirano atente contra lo último que queda en defensa del sistema de
libertades, es entender que se está de acuerdo con el sistema político que
representan los revolucionarios siglo XXI, y que se engaño a la sociedad, su
partido y la unidad, para infiltrase en ese escenario.
Una cosa es tener los votos
para en el debate alcanzar algún escaño de la junta directiva, otra es jugar a
favor del contrario. Una cosa es oír, otra es apoyar. Las denuncias sobre
posibles sustentos que estaba conquistando el régimen de algunos diputados de
oposición corrían a granel por los pasillos de la geografía nacional, solo que ciertos
representantes pretendieron ver la cara de pendejos a los venezolanos. Ayer se
mostraron como ovejas, mientras cuadraban su jugada. Solos no lo hicieron, pero
esa historia la conoceremos en su momento.
La lucha por el
restablecimiento del sistema de libertades sigue su curso. La despolarización y
la paz no se logran con el revanchismo y la desesperanza. Ganar y perder es lo
que deviene del juego político. Vivir apegados a caprichos de niños consentidos,
es fallo de cada quien. Las decisiones políticas arrojan resultados. Cada uno
asume lo que le corresponde. Allí los ciudadanos serán implacables.
ARTURO MOLINA
@jarturoms1
www.jarturomolina.blogspot.com