EL AGUIJÓN
EL
SHOW MAN
POR: ARTURO MOLINA

En Venezuela el show man
promueve el bochorno, y el mismo no se percibe porque la distracción es de tal
magnitud que desaparece los sentidos, nubla la mente y enceguece la visual,
hasta ridiculizar al entendido. Los pareceres son escrutinio para los
sobresalientes dirigentes, quienes se visten según le indican. La mansión del
desespero es el lugar de encuentro al que el show man invita a sus peces. La
exquisitez y llamativo del lugar de encuentro no deja duda de que la fiesta
será a todo dar y la noche corta, por ello montan el escenario para días e
incluso par de semanas. Resplandecerá trifulca por parte de algunos que no
saben controlar la bebida, y a continuación el show man hace vibrar a los
asistentes al pan y circo.
El show man cierra las
puertas a quienes no han sido invitados según su reparto actoral. El encendido
y aspirado de los llamados cigarrillos electrónicos inundan el ambiente. La
música es buena, da nota y eleva a la estratosfera a los inmaculados. Los
representantes de los ciudadanos se rasgan las vestiduras por hacer el mejor de
los papeles. Dios es asumido con fuerza entre el balbuceo de los que piden
disculpas, indicando que todo lo hecho es a favor del soberano. Van contra los
corruptos que se encuentran en el baile y han saqueado el erario público.
Destilan de sus poros lo que no pueden producir grandes empresas. Se grita
permanentemente que siga la fiesta. La torta es grande, cada quien tiene
derecho a su pedazo. Hay quienes se sacuden pues los olores nauseabundos que
están dejando los que visitan los sanitarios les dan pena que trasciendan a los
venezolanos.
Se baila pegado, separado, a
distancia, pero se baila sabroso. Se vuela alto y se reniega a la vez. Los
llamados vendidos de hoy fueron los iracundos defensores ayer. Son los mismos
invitados a ese reparto los que señalaron a otros de entregados por negarse a
ceder espacios ganados legítimamente a los revolucionarios del siglo XXI. Nadie
da respuesta de esos actores, ahora son salidos de la nada, la tarjeta de invitación
no aparece, son coleados. El oído se ensordece porque el show man sube el
volumen y aparece la mímica. Entre uno y otro la comunicación no se pierde, lo
que está extraviado es el rumbo.
Se asesina la patria y la
democracia a favor de la aventura y el baile bonito. La libreta de anotaciones
de los ciudadanos está llenándose, los nombres de los presentes a esa fiesta de
derroche le da tristeza. No fueron engañados, simplemente le ofertaron la
mercancía fermentada y era previsible que la ausencia de pertenencia se
impusiera a la querencia de Venezuela. Siguen siendo minoría y la mayoría
cambiara esa fiesta indecente por la celebración decente. Allí fracasará la
provocación y el poder de convencimiento del show man revolucionario.
ARTURO MOLINA
@JARTUROMS1
www.jarturomolina.blogspot.com