EL AGUIJÓN
NICOLÁS
MADURO
POR: ARTURO MOLINA
A escasos días de finalizar
el año 2019, los aciertos y desaciertos en la gestión del gobierno nacional
entran en la etapa de la evaluación del ojo crítico de referente neutral y
también del insensato y el charlatán. La realidad que se respira en suelo
venezolano no es alentadora para el sistema de gobierno colectivista, y nunca
lo ha sido en ningún país donde se han impuesto. La etapa de control social los
lleva al desespero al ver que los ciudadanos eluden esa estrategia, y en
oportunidades los utilizados pasan a ser los manipuladores. El que recibe la
caja del clap, como el que se beneficia de la bombona de gas por proselitismo,
o el que llena el tanque de su vehículo de gasolina gracias al pana del régimen,
se baten entre la aceptación hipócrita para luego lanzar el reproche. Todo lo
hacen entre el canto del gallo, para no ser escuchados. La media noche se quedó
corta para el juicio emitido en esos alborotadores encuentros. Ya ni el
disimulo se disimula. Se miran con rabia y se desafían sin provocación. Allí
también hay miedo, pero la costumbre les hace la mala jugada.
La tentación por el poder
lleva la traición alborotada en los revolucionarios del socialismo siglo XXI.
Los atardeceres son dificultosos para quienes se encuentran en el entorno de
Nicolás. Desde jueces hasta militares de altísimo rango entran en desespero
cada vez que se avizora un pequeño grito de libertad en la calle. La protesta
de inmediato es criminalizada. Diputados perseguidos (tanto del lado opositor
como del oficialismo). Urgen los gritos, acusaciones, señalizaciones de golpes
de estado. Los llamados a la lealtad resurgen exponencialmente a la infinita
potencia. Aparece el llanto con el cuento. Desde aumentos salariales
incontrolados, regalos y bonificaciones se disparan en los labios del gobernante
para satisfacer u aplacar ánimos exacerbados. Buscan ganar tiempo, porque esos
incrementos y regalos a destajo, se desvanecen en horas, sintiéndose el rigor
de la miseria y el hambre con mayor intensidad en los hogares venezolanos. Todo
es tragedia, desgracia, muerte, desesperación, trauma y rencor.
La broma no pierde tiempo,
aparecen los chistes, caricaturas, ensayos y guiones novelísticos a placer en
las redes sociales porque la censura en los medios no permite esa expresión
popular. El hallazgo de la sonrisa viene acompañado con el llanto, el recuerdo
y arrepentimiento. La cólera regresa en cuestión de segundos, porque el niño
llora, la nevera está vacía, no hay gas,
ni electricidad, y el dinero no alcanza para adquirir alimentos, medicinas,
transporte y pagar entierros. Así camina la patria de Bolívar, Sucre, Negro
Primero, Miranda, Páez…coja y acongojada. Es la misma por la que lucharon
Leonardo Ruiz Pineda, Pinto Salinas, Rómulo Betancourt, Rómulo Gallegos, Raúl
Leoni, Carlos Andrés Pérez…cientos de compatriotas que se entregaron a batallar
contra la tiranía y los dictadores.
El manifestado socialismo
siglo XXI no escapará a la pluma del investigador y sus actores serán marcados
en tinta color oscuro en los registros de la historia. Habrá quienes les recordarán
con sentimiento grato y defenderán de sus oponentes. Al final del día el sueño
que llega con la noche se les hace infinito, sus ojos no cierran, y el desvelo
les genera trauma. Se termina el año 20 de ejercer el poder para los
revolucionarios siglo XXI, y ahora tienen un nuevo chivo expiatorio para
intentar resarcir con el permanente engaño sus culpas: Nicolás Maduro.
ARTURO MOLINA
@JARTUROMS1
www.jarturomolina.blogspot.com