EL AGUIJÓN
LA
MUERTE ACECHA
POR: ARTURO MOLINA
En Venezuela la vida se vive
en suspenso hacia el terror. Algo así como la película cuyo protagonista tenía
nombre de Freddy Krueger. Así anda el régimen de Nicolás. Mafias insertadas en
el gobierno actúan bajo esquema despótico, impositivo, abusador, violador de
las Derechos Humanos. Parece se activan desde el inframundo. Se apropian de las
estaciones de servicio, producción y distribución de alimentos, medicinas, gas
doméstico, medios de comunicación e información. Amenazan, secuestran,
persiguen al disidente. Destruyen el sistema eléctrico, carreteras, puentes en
todo el país. Rayar paredes de viviendas de opositores, desarmar ciudadanos para
dejarlos a merced de delincuentes y grupos irregulares, ha sido propósito para someter
a los ciudadanos a sus intereses.
Los niños mueren en los
hospitales por falta de trasplante de medula ósea, oxigeno y desnutrición. Los
niveles de esquizofrenia van subiendo a pasos acelerados. La salud de las
personas se deteriora. Infartos, accidente cerebro vascular (ACV), suicidios,
son alarma en grupos familiares y sociedad. Los revolucionarios siglo XXI se
empeñaron en dividir y enemistar a los ciudadanos, ahora apuestan por la
desaparición física forzada. Acontecimientos de alta factura para los escritores,
guionistas, historiadores, quienes tendrán material suficiente para dar a
conocer a las nuevas generaciones el horror sembrado, estimulado y aprobado
desde las altas esferas del poder nacional contra las personas, derechos y
propiedades.
En la frontera entre San
Antonio del Táchira y Ureña (Venezuela), para con el Norte de Santander
(Colombia), las colas de ciudadanos son inmensas para pasar al otro lado y
comprar alimentos, medicinas, repuestos… Miles de personas de distintos estados
del país se movilizan diariamente para hacer el periplo, y luego tener que
pagar en alcabalas a su retorno (las hay
por montones), para que les permitan llevar a sus casas lo comprado, tal vez
algunos lo hacen por negocio, pero la mayoría es para suplir la escasez que
genera hambre, desconcierto, frustración y muerte.
La indolencia, desprecio,
rencor, odio, irresponsabilidad, egoísmo, son anti-valores asumidos por los
revolucionarios siglo XXI, quienes se consideran a sí mismos modernos,
genuinos, creativos, mesías, papa caliente, agua en desierto. Son en esencia
contrarios al desarrollo, libertad, pluralidad. Los venezolanos están urgidos
de cambio en sistema político, económico y social. Las alternativas no pueden
ser despreciadas para alcanzarlo. Lo que debe estar claro son las reglas de
juego, bajo la observación internacional. La paz, trae paz. La guerra de las
armas es reducto de los intransigentes. Con seres como esos, la muerte acecha.
Arturo Molina
www.Jarturomolina.blogspot.com
@jarturoms1