EL AGUIJÓN
LA
DIFERENCIA II
Por: ARTURO
MOLINA
Blog: TRINCHERA
TACHIRENSE
E-MAIL: jarturomolina@gmail.com
Twitter:
@jarturomolina
El
anterior artículo planteó la diferencia
entre Gobiernos Colectivistas y Gobiernos individualistas; se busca ahora
presentar algunos principios del ordenamiento jurídico regido por cada uno de
ellos, para entender sus aspectos filosóficos, y la dirección emanada de sus
acciones.
El
Gobierno Colectivista presenta principios dominantes en: los mandatos, gobierno
ilimitado, pensamiento único y derechos sociales; sus argumentos para defender
tales aspectos radican en la oposición a la libertad de las personas.
El
Mandato reúne varias características, de las cuales se destacan la no adopción
del principio de igualdad y limitan la libertad de las personas; es decir,
tales mandatos no disponen reglamentar de la misma forma a la sociedad, ni a
sus miembros por igual; sustentan sus apreciaciones en el formato de la
sociedad justa, favoreciendo o perjudicando a algún sector.
El
Mandato por igual cercena la libertad de las personas al obligarlas a actuar de
acuerdo a la voluntad de otro, y en este caso de quien dicta el mandato; pasa
entonces a convertirse esté en la herramienta fundamental para la planificación
y ejecución, al permitir a los gobernantes acomodar la sociedad y los
individuos a sus intereses generales; supremacía del gobierno sobre la sociedad
y sus instituciones.
El
Gobierno Ilimitado, se adjudica como la autoridad fuerte, requiriendo para ello de
un líder con poderes exagerados, e imponer a través de la fuerza sus decisiones
y de forma particular a los opositores, quebrando las disidencias individuales
para el supuesto beneficio del bienestar común. No aceptan limitaciones
institucionales, y se basan en el eufemismo de que el único control es el del
pueblo, surgiendo en consecuencia un gobierno absolutista.
Los
Derechos Sociales, son asumidos con el objeto de captar a los más necesitados, generando
la expectativa de alcanzar la felicidad social plena, a través del discurso
sustentado en la penuria, terminando en demagogos y populistas al no cumplir
sus promesas, creando frustración y resentimiento en la población; aniquilando
la libertad de los individuos.
El
Pensamiento Único está regido por la autoridad central, quien encarna la visión
de la sociedad a ser alcanzada, y para lograrlo requiere del apoyo popular, que
respalde el plan sin desavenencia. Asumen al individuo como un medio para
alcanzar el fin colectivo, y no como un fin en sí mismo, negando en
consecuencia la autonomía y libertad de las personas, en otras palabras, rechazando el debate de la ideas, la pluralidad y perpetuando las autoridades en
el poder.