¿PAGARON LOS AGUINALDOS?

 

EL AGUIJÓN

¿PAGARON LOS AGUINALDOS?

POR: ARTURO MOLINA

El anuncio de la cancelación de lo que representa el 25% de los aguinaldos a los funcionarios de la administración pública generó rabia en los mismos. Les alcanzó para ir a comprar algunas verduras y frutas. Los comentarios eran a granel sobre la perdida del poder adquisitivo de la moneda, y el desplome violento que registra con respecto al dólar, euro, peso colombiano, o cualquier otra divisa que tenga movimiento en suelo venezolano. Un dólar está en casi 38 bolívares, y el salario mínimo en la patria de Simón Bolívar es de 130 bs mensuales, algo así como 3.46 dólares al mes, considerando la tasa del banco Central de Venezuela (37.52 bs/$), porque si la referencia es del llamado paralelo, es mejor no escribir la cifra.

Diferentes propuestas han surgido en torno a que el gobierno asuma los bonos como parte del salario y que su cálculo sirva para el pago de los aguinaldos, pero el silencio gubernamental ensordece. Las respuestas siempre tienen que ver con las sanciones, y esa narrativa ya no la aceptan los funcionarios de la administración pública, quienes prefieren buscar otras fuentes de ingreso y retirar sus servicios a los entes gubernamentales. La educación es evidencia fiel de lo que está ocurriendo. El déficit de docentes está siendo rellenado con cualquier persona sin importar el daño que se le hace a la formación integral del niño, niña y adolescente, menos en el análisis de lo estropeado que va a estar el futuro del país, por la falta de educación de calidad. Ser maestro es un arte tan importante y especial como lo puede ser cualquier otra profesión. El pintor, escultor, economista, ingeniero, abogado, administrador, músico, cantante, no todas las personas están aptas para asumir esos roles. Así es la educación y su pedagogía. Maestro les dicen a los educadores, porque maestros son.

La educación como todas las ramas profesionales o no, requieren de estímulos para atraer a sus operadores, uno de ellos es el salario, y los beneficios sociales que les ofertan. Maltratarlos, quitarles sus derechos, imponer criterios sin valorar que allí hay gente que se ha preparado con esfuerzo y dedica su vida a la atención de los niños y la juventud, en busca de mejorar las condiciones de vida del país, y por ende su calidad, es nadar en el desierto de los sueños sin piso para concretarlos. Es negarles su derecho a ser seres pensantes y pretender obligarlos a decir, lo que no van a decir, y hacer, lo que no van a hacer. Es el trato vulgar y denigrante hacia el conocimiento y la inteligencia del ser humano.

Los aguinaldos de hoy generan indignación y reclamo. Que el mismo sea escuchado por las actuales autoridades o no, es su responsabilidad. Los trabajadores o funcionarios de la administración pública reclaman su derecho a recibir salarios y reivindicaciones acorde con su jornada y responsabilidad laboral. Los gremios asumen ese compromiso de representarlos ante el patrono. La atención al reclamo no puede seguir esperando por narrativas fuera de contexto. A la reivindicación salarial no se le puede seguir dando la espalda. La pregunta es ¿pagaron los aguinaldos?

Arturo Molina

@jarturomolina1

www.trincheratachirense.blogspot.com

jarturomolina@gmail.com


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