EL AGUIJÓN
REINA LA POBREZA
POR: ARTURO MOLINA
La
pobreza es producto del descuido que tienen los gobernantes para atender los
problemas que se presentan en el entorno social. En oportunidades la indigencia
se encuentra anclada al nivel cultural que poseen los mandatarios, quienes, en
su obcecado atraso, pretenden que todos compartan sus miserias, al negar acceso
con calidad en servicios básicos como la salud, educación, vivienda,
alimentación. Al cerrar las oportunidades, dan impulso a componentes asociados
a la violencia, delincuencia, corrupción y desconfianza, quebrantando la sana
convivencia comunitaria y social.
El
libro de Manuel Barroso (1997), titulado: Autoestima del Venezolano, da cabida
a diversidad de argumentos para desentrañar ese complejo, en el que gravitan
quienes se inclinan por vivir en marginalidad, y que, con protagonismo pueril,
la quieren asociar a la democracia. Los mapas de la pobreza en Venezuela es una
síntesis del reflejo de la cultura arcaica, prehistórica, de confrontación
estéril, donde el conflicto irracional se impone sobre el noble propósito de
alcanzar el reencuentro civilizado. Investigaciones sobre el flagelo de la
pobreza se han realizado en cantidad y calidad, pero la bala anillada en la
pistola del desprecio, a fulminado las propuestas para el logro de una sociedad
con modo y calidad de vida superior al que se ostenta.
Ejemplo
de ese desempeño de investigadores e instituciones comprometidos con el país, y
su gente, se encuentran debidamente suscritos en el libro titulado: Venezuela
un acuerdo para alcanzar el desarrollo. Un acuerdo de carácter social, pero en
la que la voluntad política es fundamental para concretarlo. Se han dejado
pasar los años, y la sociedad venezolana padece su desintegración. La República
es pisoteada por la prepotencia y arrogancia del gobernante de turno, y la
defensa se percibe débil y entreguista. Lo que ayer se criticó como malo e
inservible, es usado para que el mesías lo multiplique. La intriga para eliminar
al contrario cobra fuerza en esa aventura descontextualizada, y actores
diversos se han prestado para alcanzar el despropósito.
Sumergidos
en la distracción se encuentran sectores de oposición, mientras el régimen
avanza en la consolidación del proyecto hegemónico. La dispersión rompe los
cimientos de la unión, y atiza a la división sin retorno. Aún cuando falta agua
por correr por debajo del puente, los encrespamientos saltan en el escenario
público. Las alianzas juegan a favor de unos, y encoleriza a otros. En esa pugnacidad,
los sectores vulnerables no ven luz al final del túnel que les favorezca para
salir del atolladero, creciendo la frustración que los arrincona hacia la
oscuridad, con cargamento explosivo de desesperanza. Vivir direccionado por la
mano de quien expele rencor, es garantía de ir a lo profundo del foso, para que
la pobreza extrema, reine por siempre.
ARTURO MOLINA
@jarturomolina1
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