EL AGUIJÓN
CONSEJO NACIONAL ELECTORAL
POR: ARTURO MOLINA
El
gobierno nacional maneja a su antojo las instituciones en Venezuela. Todo tiene
que ver con la conveniencia partidista, y sus caprichos de ser eternos en el
poder. Lo han alcanzado en el tiempo a través de diferentes estrategias, en
unas incluso, planificadas o no, han contado con el colaboracionismo de algunos
que se hacen llamar de oposición. La polarización ha jugado duro en ese
escenario, y con ello han vinculado a la abstención como herramienta para
evitar los electores en las urnas. Las divisiones en el seno de los partidos, y
la llamada judialización es parte de lo acordado a lo interno del Partido
Socialista Unido de Venezuela (PSUV), en correspondencia con la implantación
del pensamiento único, partido único.
Los
actores que han tenido en sus manos la responsabilidad de conducir los partidos,
también se han prestado para esa desnaturalización, al negar la democracia
interna para debatir los temas de interés nacional, y fijar posición política
responsable ante el país (acordada por todos, no por capricho de una persona), y
con mayor peso, el de elegir autoridades. Esa actitud ha generado desconfianza
en los militantes y dirigentes, implosionando las bases, quienes buscan refugio
en otros lugares. Así llegó el actual gobierno hace 24 años al poder, y lo
siguen promoviendo.
Los
acuerdos políticos son una cosa, y ponerse del lado del régimen es otra. Los
errores no se pueden dejar pasar por debajo de la mesa, y menos la exclusión. La
ausencia de liderazgo genera estragos en ambos lados. Cualquier grito emociona
y sirve la mesa para los caza fortunas. Lo antipolítico está direccionado a
borrar el sistema de partidos plural, y se apuesta al partido único, con
pensamiento igual. No importa la entidad, lo que es básico, es el control. Así,
entre bloqueos, sanciones y dependencia externa, se transita el corredor
político en busca de acuerdos para dar legitimidad a la elección de gobernantes,
sin importar la representatividad de los interlocutores de oposición. He allí
el nuevo Consejo Nacional Electoral (CNE). Nombramiento que se hace con la
Asamblea Nacional (AN) electa en 2020, no con la del 2015 (en seis meses habrá
cambio de gobierno vs referéndum revocatorio +interinato), y que llamó abiertamente
a la abstención, permitiendo la mayoría que ostenta el oficialismo.
Seguramente,
en los próximos días los revolucionarios del siglo XXI, también anunciarán el
nombramiento de nuevos magistrados del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), y se
seguirá con los sobre saltos. Se adjudican tarjetas, se quitan otras. El
respeto a la establecido en la Constitución de la República va a estar en manos
del de que dé más. Resta solicitar a la nueva directiva del CNE respetar lo
establecido en la norma para generar confianza en los electores, pero de no
hacerlo, también el llamado es a la participación, sin complejos, en los
procesos electorales por venir, cada ausencia cuenta a favor de los actuales
gobernantes. Se espera una candidatura que una a la oposición. Amanecerá y
veremos.
Arturo Molina
@jarturomolina1
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jarturomolina@gmail.com