EL AGUIJÓN
BONOS y VACUNAS
POR: ARTURO MOLINA
El interés del gobierno
nacional de pretender arrodillar a los trabajadores de Venezuela no les permite
olfatear el rechazo que se emite en los ciudadanos hacia su gestión. El auge de
la inflación mantiene en ascuas el ingreso salarial. El sector público
languidece por la ausencia de política económica de proteger el salario, lo que
permite deducir que el ingreso familiar tiene su principal detractor en el
régimen.
La estrategia del gobierno
está direccionada a crear el problema, culpar a otros, y posteriormente ofrecen
solución planificada: los bonos. Así destruyen el ingreso salarial, e inducen
el desconocimiento de las convenciones colectivas, y de los sindicatos,
apuntando al incremento de la inflación y especulación. Es el esquema planteado
durante largos 23 años que tienen en el poder. No les interesa que los
ciudadanos tengan ingresos propios, menos reconocerles condiciones
profesionales. Insisten en que todos deben ganar lo mismo, esa es su igualdad,
motivando la zozobra y desesperanza. Depositan los fulanos bonos cuando quieren
y a quienes les parece, y no aceptan reclamos.
Apuntan a la retórica
populista para evitar se descubra su verdadero propósito: implantación de la
miseria eterna. Aplican la discriminación en contra de sectores pensantes y les
maltratan, intentando mancillar su dignidad. Allí se encuentra el grueso de los
profesionales del país, pero profundizan su actitud megalómana en contra de los
educadores.
Las vacunas contra el
covid19 son parte de la fiesta del relajo gubernamental. Anuncian con bombos y
platillos la llegada de millones de vacunas al país, y al asistir los
ciudadanos a recibir la dosis correspondiente, cambia el libreto, es
insuficiente o no hay. El régimen se encuentra desubicado, y ese trastorno se
manifiesta con alucinaciones. Anuncian inicio de clases presenciales, y ni
siquiera las realizadas a distancia reúnen las condiciones. Ven la escuela como
un ente aislado, y ante su irresponsabilidad en el manejo de la pandemia,
después de crear alcabalas que sirvieron para matraquear a las personas, se les
olvida o pretenden esconder, que el servicio de internet es nulo; el agua
potable no llega a las escuelas; el transporte es impagable; no hay gasolina, y
la que llega se paga a precios internacionales, al igual que todos los
servicios públicos; el servicio de energía eléctrica es de de baja calidad, y
para colmo las estructuras físicas de las escuelas está deteriorada. Les
encanta a los revolucionarios del siglo XXI nadar en aguas oscuras entre bonos
y vacunas.
ARTURO MOLINA
@jarturomolina1
www.jarturomolina.blogspot.com
jarturomolina@gmail.com
