EL AGUIJÓN
LAS
FAES
POR: ARTURO MOLINA
La desesperación es un
elemento emocional del ser humano que se activa al no conseguir solventar
situación en un momento determinado. La pérdida total de la esperanza como
estrategia gubernamental para arrinconar a los ciudadanos en Venezuela ha sido
un factor determinante en la opinión pública al momento de estos tomar
decisiones. También se activa en sentido contrario cuando los promotores no ven
que sus artimañas surten el efecto deseado, apareciendo la cólera como
resultado del despecho y el enojo por tal accidente.
La cercanía de las
elecciones regionales y municipales está causando estragos en algunos
aspirantes a ocupar esas primeras magistraturas. El liderazgo lo han querido
pisotear a través de la manipulación desmedida y la acentuación del populismo
iracundo, asociado con la banalidad de sus acciones. Esa bagatela, en sus
sueños de opresores, los lleva a creerse seres superiores a otros, violentando
la norma establecida en la Constitución de la República, al hacer del abuso la
constante. Transita el oficialismo el camino de la persecución de los
adversarios a expensas de integrantes de las instituciones como mecanismo
promotor para la siembra de terror. Buscan afianzar el miedo en los ciudadanos
para acallarlos y encerrarlos en sus hogares bajo el silencio cómplice.
Las Fuerzas de Acciones
Especiales (FAES), es un componente de la policía bolivariana creado en abril
de 2016 por Nicolás Maduro para arremeter contra los Derechos Humanos (DDHH), y
de forma particular contra la oposición política al régimen. La apreciación
puede parecer un exabrupto, pero lamentablemente es así como la están dejando
ver. La utilizan como guardaespaldas de altos funcionarios del gobierno
nacional, y hasta la hacen llamar cuerpo policial élite. El oficialismo impulsó
la delincuencia, les abrazó y cobijó permitiéndoles portar armas y ocupar
territorios, a eso le llamaron defensa de la revolución. Se les salió de las
manos la situación y optaron por revivir el lejano oeste. Así transitan por las
calles los funcionarios de ese organismo policial, portando armas largas, sin
respeto alguno a las personas y sus bienes. Solo les falta la música para que
les acompañe en su faena.
Las órdenes a las FAES
provienen de fantasmas. Nadie se hace responsable por los abusos, pero atorrantes
representantes del régimen, salen a etiquetar a los denunciantes de los
atropellos cometidos por ese componente policial, como bandidos. Se esfuerzan
en aparentar que son shows de opositores, al igual que se registra en predios del
Estado Apure, sector la Victoria. Mientras humildes venezolanos, campesinos y
productores del campo ven como grupos irregulares, nacionales y extranjeros,
les arrebatan sus tierras y pertenencias, la FAES persigue y apunta con las
armas de la República a servidores públicos. La seguridad ciudadana no es
política pública en los revolucionarios siglo XXI.
La pandemia del virus chino,
los delincuentes uniformados y armados, el alto costo de la vida, y la
ineptitud de los revolucionarios siglo XXI, tiene en ascuas a las personas en
todo el territorio nacional. La respuesta del régimen es la de esconder o negar
esa realidad. Ya la FAES fue vacunada, están listos para el amedrentamiento de
la gente, sus dirigentes y gobernantes de oposición. Se les ve el prontuario
infeliz a sus operadores, y les crece la desesperación. El expediente sigue
aumentando de tamaño señores del régimen y funcionarios de las FAES.
ARTURO MOLINA
@JARTUROMS1
www.jarturomolina.blogspot.com