EL AGUIJÓN
SIN
ESCAPE
POR: ARTURO MOLINA

Las voces agoreras salen de
inmediato a vapulear el convenio con análisis escuetos, cargados de simplezas,
dejando a un lado que se trata de ayuda humanitaria. Hasta los gobernantes que
se encuentran en guerra alcanzan acuerdos para proteger a sus ciudadanos en
momentos de hallarse en situaciones difíciles. A los exaltados los anima la
parafernalia mediática, porque viven de la pantalla. Entra entonces el dicho
que dice: no hacen, ni dejan hacer. Critican por criticar. Les conviene la
confrontación porque no aprendieron a hacer política. Viven de la frustración y
la desesperanza. La humildad y solidaridad para con el semejante no les asiste,
les resbala.
La crisis inducida desde
hace 21 años por los revolucionarios siglo XXI es un escenario de
contradicciones para ellos mismos. No logran entender la dificultad en la que
se metieron y arrastraron a todo un país. Saquean recursos económicos y
naturales inimaginables e incalculables, siendo rechazados por la mayoría de
los venezolanos. Avanzan en el quiebre de la elección de Alcaldes,
Gobernadores, Diputados y Presidente de la República, para imponer el Estado
Comunal de sus sueños. Lo hacen con sigilo, violentando flagrantemente la Ley,
negando los recursos económicos que corresponden a las entidades regionales. La
figura de protectorado la establecen en los Estados donde los ciudadanos
eligieron a representantes distintos a la camada de sus lacayos, y desde allí
persiguen, amenazan y buscan a quienes protestan sus infamias gubernamentales,
y a profesionales del periodismo por cubrirlas e informar, haciendo uso indebido
de las instituciones policiales, militares y jueces de tribunales de la Nación.
Las mafias encontraron
cobijo en alas de sus protectores para pisar las instituciones, a través de
peajes, algo así como cobro de vacuna y en moneda extranjera. Esos abusos proliferan
al aire libre y sin misericordia para la prestación de servicios públicos como
el gas doméstico, energía eléctrica, internet, agua potable y hasta la gasolina,
de la cual anunciaron su distribución para todo el país con bombos y platillos
hace 8 días, pero dada la alta deficiencia gerencial y efectividad
delincuencial, la bomba les explota en su cara. En Venezuela se lava duro
durante las 24 horas del día, y no es precisamente la ropa.
Los ciudadanos están
asqueados de tanta vulgaridad y desfachatez, sus reclamos no son oídos, y para
colmo sus interlocutores se encuentran entrampados en debate estéril, buscando
que la burra preñe al burro y no al contrario. El régimen se siente ganador,
pero pudieran toparse con la cruda realidad de quedar sin escape.
Arturo Molina
@jarturoms1
jarturomolina.blogspot.com