EL AGUIJÓN
REVIVE
LA ESPERANZA
POR: ARTURO MOLINA

El oficialismo ha venido
creando una serie de instituciones que no gozan del apoyo de los ciudadanos, y
en el marco de las conversaciones y acuerdos debe surgir el respeto a los órganos
legítimamente constituidos, como es el caso de la Asamblea Nacional para su
debido funcionamiento. Allí debe de igual forma el oficialismo incorporar a los
diputados de su tolda política, para debatir el escenario nacional presente. En
consecuencia los nombramientos de las instituciones como el Tribunal Supremo de
Justicia, Contraloría, Defensor del Pueblo, CNE, tienen que pasar por el filtro
del órgano legislativo, y desmontar la ilegitima Asamblea Nacional
Constituyente.
El aspirante a la
Presidencia de la República por parte del oficialismo debe estar sujeto a la normativa
legal que rige la materia, al igual que el de la oposición. Nicolás Maduro no
es legal ni legitimo en los actuales momentos. Los recursos del Estado no pueden
ser utilizados para el financiamiento y uso de candidato alguno. Rescatar la
credibilidad y confianza de los ciudadanos pasa por ese escenario, tal vez el
oficialismo no lo quiera cumplir, pero la alternativa democrática está en la
obligación de asumirlo y denunciar el abuso. Aquí juega papel fundamental la
participación de la comunidad internacional.
Los partidos políticos son interlocutores
de los ciudadanos y sus instituciones. No son convenientes para sistema autoritario.
Por ello los agreden y buscan liquidarlos, e imponer el partido único,
centralizado, autocrático. Apuestan al exterminio del libre pensamiento y
accionar ciudadano. La democracia se nutre de esas instituciones, y los demócratas
tienen la obligación de fortalecerlas, generando debate, propuestas y
renovación de autoridades. Hay que tener cuidado con la concha de mango que
deja desplazar los oficialistas y que pisan algunos apurados.
La desesperanza promovida
magistralmente por el régimen, alcanzó fortaleza en los núcleos familiares,
comunidades y personas, quienes desesperados por la situación país (y no es
para menos) se sumaron al apoyo de la invasión, la guerra, y con ello a la
confrontación estéril. La oscuridad arropó a la luz, y el ingenio se apaciguó. El
pacto con el mal se hizo presente para crear la matriz de que los
revolucionarios siglo XXI eran invencibles. Los laboratorios para distraer
consiguieron captar la atención con el llamado G2 cubano.
La dinámica social está
dando vuelta a esos despropósitos y comienza a dar cabida al cambio en
democracia. En consecuencia es natural que aparezcan aspirantes de todas partes.
La diversidad es la diferencia entre los demócratas y el autoritarismo. Organización,
estrategia y disciplina son claves para canalizar el descontento sin crear
falsas expectativas. Apostando a la
Venezuela libre, sin temor y en ejercicio de la ciudadanía, revive la
esperanza.
Arturo Molina
@jarturoms1
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