EL AGUIJÓN
RAZONES
y EMOCIONES
Por: Arturo Molina
El proceder humano refleja la complejidad de nuestra
naturaleza. Acciones, reacciones, gestos están influenciados por las
experiencias, creencias, emociones y el entorno en el que se desenvuelven. De
allí que a lo largo de la vida es necesario pensar y repensar la forma en que
nos relacionamos con los demás en el entendido de que la variedad hace la
diferencia, abriendo espacio a seres generosos y a desentendidos. Hay personas
que defienden causas justas, rescatan animales en situación de peligro, y otras
se dedican a hacer de la violencia su etiqueta y de la indiferencia su empresa.
Resalta en ellos la insensibilidad. Tal vez para algunos eso tenga sentido,
pero me permito escribir al respecto lo expresado por Viktor Emil Frankl: “Cuando
ya no podemos cambiar una situación, tenemos el desafío de cambiarnos a
nosotros mismos”.
La educación, la cultura e incluso las circunstancias
que se presentan en un momento dado son determinantes en el comportamiento
humano. Si se convive con delincuentes, el resultado en un amplio margen es que
se termine asumiendo esa conducta. Quienes lo hacen en un entorno de respeto,
reconocimiento y solidaridad, el resultado es diferente. Allí el choque entre
valores y antivalores. No se trata de juzgar a nadie, pero la pregunta surge
nuevamente: ¿qué se está haciendo para construir una sociedad responsable,
consciente de su proceder? Eso no tiene nada que ver con ser rico o pobre.
Lo que resalta son las oportunidades dadas o negadas. Inclusión versus
exclusión. En su momento, Aristóteles afirmó: “Somos lo que hacemos
repetidamente. La excelencia, entonces, no es un acto, sino un hábito”.
La imperfección es lo que hace que el ser humano esté
en constante aprendizaje, y es una maravilla que así sea. Aprender y
desaprender. Reconocer que hay luz y oscuridad. Generar empatía para cultivar
la capacidad de ponernos en los zapatos del otro, y ayudar entonces a promover y
formar a personas con valores morales, éticos, profesionales, espirituales,
para tener consciencia del impacto que tendrá en la sociedad. Educar desde la
sensibilidad y a muy temprana edad. Ataque y defensa. Acción y reacción. Allí
el entorno juega un papel fundamental. Como expresó Mahatma Gandhi: "La
mejor manera de encontrarte a ti mismo es perderte en el servicio a los
demás", y en palabras de Nelson Mandela: "La educación es el arma más
poderosa que puedes usar para cambiar el mundo".
Es necesario reflexionar sobre la sociedad que se
tiene y la que se quiere. Alejada de manipulaciones y falsas expectativas. El
pan y circo está haciendo daño y es irreparable en corto tiempo. De qué sirve hablar
de amor si lo que se transmite es odio. Hacer un esfuerzo por mejorar implica asumir
y reconocer que las cosas no están bien. Los gobernantes deben entender que las
críticas constructivas son necesarias. Sus responsabilidades no pueden
evadirlas con simples expresiones verbales. Correr la arruga no ayuda; al contrario,
les perjudica. Para construir en armonía hay que actuar como tal. Razón y
emoción deben estar en equilibrio para alcanzar la sana convivencia ciudadana.
Arturo
Molina
@jarturomolina1
www.trincheratachirense.blogspot.com
jarturomolina@gmail.com