EL AGUIJÓN
DENTRO DE LA
CONSTITUCIÓN: TODO-FUERA DE LA CONSTITUCIÓN: NADA
POR: ARTURO MOLINA
Vulnerar los derechos constitucionales
de los ciudadanos con aprobación de Leyes que se encuentran fuera del marco que
allí se regula, es un flagelo que atenta contra los pilares de la libertad y la
democracia. Lamentablemente ha sido está una practica recurrente en la
historia, sustentado en argumentos falaces para controlar las libertades
individuales, la información, y con eso el debilitamiento de las instituciones.
La historia contemporánea venezolana
reseña la represión política con la propia existencia de la república,
conociéndose incluso de las atrocidades cometidas cuando salían del poder los
gobernantes. Entre algunas que se pueden nombrar, destacan en ese ritual de
exabruptos las de Juan Vicente Gómez (1908-1935) y Marcos Evangelista Pérez
Jiménez (1952-1958). Destierros, detenciones, desapariciones forzadas, tortura
y asesinato a disidentes, era el estilo que regulaba la gestión gubernamental
de esa clase de gobernantes. Cualquier situación era una excusa para lanzar la
represión contra el pensamiento distinto.
En Chile la dictadura de Augusto
Pinochet (1973-1990), hizo efectivas una serie de leyes represivas para
restringir la libertad de expresión, reunión y asociación. La clausura de los
medios de comunicación era permanente. La persecución a profesionales del
periodismo y disidentes era la tarea del día a día. Todo eso con la finalidad
de aplicar la censura férrea sobre la información. Las consecuencias que trajo
tales destemplanzas para la sociedad de ese país fueron devastadoras. A miles
de personas se le violentaron sus derechos humanos (DDHH), y el clima de terror
y miedo impuesto, sumió en un profundo atraso cultural y social a esa nación.
Hoy transitan el camino hacia el desarrollo, bajo el manto del sistema de
libertades, y el respeto a la forma civilizada para dirimir las diferencias.
El régimen racista del apartheid en
Sudáfrica (1948-1994) llevó adelante una serie de leyes que discriminaban a la
población negra, y con ello le privaban del derecho a la educación, el trabajo
y la participación política. Reprimieron cualquier forma de disidencia y la
persecución era tenaz. Con eso dividieron la sociedad, e impusieron la
violencia como estilo de vida, fortaleciendo la impunidad e injusticia.
Salieron del problema por la vía del acuerdo civilizado.
En Venezuela en pleno siglo XXI, se
vive la pretensión de imponer el atraso de la mano de un gobierno que se niega
a dejar el poder por la vía pacífica, electoral, y utiliza mecanismos de
coacción para sostenerse en el mismo. La supuesta Ley contra el fascismo que
presentó el régimen a la Asamblea Nacional y que fue aprobada en primera
discusión, no es otra cosa que la descabellada idea para liquidar
definitivamente el sistema de libertades, violando la establecido en la
Constitución de la República de Venezuela, en su artículo 57: “Toda persona
tiene derecho a expresar libremente sus pensamientos, sus ideas u opiniones de
viva voz, por escrito o mediante cualquier otra forma de expresión y de hacer
uso para ello de cualquier medio de comunicación y difusión, sin que pueda
establecerse censura”. ¿Cómo se promueve una Ley que se encuentra fuera del
marco Constitucional, sin haberla modificado antes? ¿Se requerirá de un
referéndum aprobatorio, o simplemente la impondrán? Viene la segunda discusión,
¿qué resultados traerá el mismo? Dentro de la Constitución todo. Fuera de la
Constitución, nada.
Arturo Molina
@jarturomolina1
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