EL AGUIJÓN
HASTA EL 20 DE ABRIL HAY PLAZO
POR: ARTURO MOLINA
La unión entre los actores políticos de la disidencia en Venezuela es un pilar crucial para el cambio del sistema de gobierno colectivista, que impone a los ciudadanos el actual presidente del país, a través del partido socialista unido de Venezuela (PSUV), quienes, apoyados por sus aliados de la izquierda radical internacional, se sienten con derecho a vulnerar la Constitución de la República y sus Leyes. La distancia que han marcado gobernantes moderados de la izquierda, contra el abuso de poder de los llamados revolucionarios del siglo XXI, ha abierto grietas entre ellos (radicales y moderados), quienes incluso, han expresado la ilegitimidad que genera esas acciones ante los gobernantes demócratas del mundo. Las respuestas del oficialismo no se han hecho esperar, y en la debilidad que se hace evidente, van cargadas las expresiones con cierta obscenidad.
Restituir el sistema de libertades, y robustecerlo,
requiere de desprendimiento por parte de los actores de la disidencia democrática
del país. Permitir que el gobernante de turno decida quien o quienes pueden
participar en cualquier proceso electoral, es asumir actitud colaboracionista,
y aun haciéndolo solapadamente, al final del túnel se mostraran las costuras de
esta. La sociedad venezolana tiene una decisión tomada para alcanzar el cambio,
y es por la vía electoral. La declinación de candidaturas individuales en favor
de un consenso es un acto de madurez política, y un paso significativo hacia la
estabilidad nacional, al priorizar los intereses colectivos y los acuerdos
políticos, en dirección a fomentar un ambiente propicio para el cambio, y fortalecer
la confianza en el proceso electoral. Esa guía, respetuosa, sin epítetos, alejado
de los intransigentes y los tóxicos, podría ser la clave para superar
divisiones, y establecer una visión compartida para el futuro del país,
asegurando que la elección presidencial de julio de 2024 sea un reflejo de la
voluntad colectiva y un alkaseltzer para el desarrollo. La historia ha
demostrado que cuando los líderes se unen con un propósito común, los
resultados pueden ser los apropiados, no solo para un partido o una ideología,
sino para toda una nación. Lo contrario sería apostar a diluir el voto opositor
y perpetuar las estructuras del poder que no reflejan la voluntad de los
ciudadanos.
Los acuerdos políticos deben ser
inclusivos, transparentes, sustentados en los principios de la democracia, para
asegurar que las diferentes voces sean escuchadas, y los compromisos adquiridos
reflejen un verdadero espíritu de servir al país. Así se puede avanzar hacia la
transición pacifica y con ello la entrega del poder por quienes lo ostentan. Por
eso es fundamental construir las bases del respeto mutuo, la tolerancia y el
reconocimiento a la pluralidad del pensamiento. Allí destacarán los “líderes”
para dejar de lado las diferencias ideológicas y poder abrazar la propuesta programática
que garantice la reconstrucción económica, la justicia social y la restauración
de las instituciones. El dialogo político es la bandera en ese escenario. La
diversidad es la garantía del éxito. El régimen a avanzado en la
desestructuración del sistema de libertades. Hasta el 20 de abril hay plazo..
ARTURO MOLINA
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