EL AGUIJÓN
LA OPOSICIÓN EN UNA
ENCRUCIJADA
POR: ARTURO MOLINA
En el contexto de la vida política
dentro del sistema de libertades, los gobiernos requieren de contrapesos para
canalizar la gestión hacia el éxito. Desde esa perspectiva el papel otorgado
por los ciudadanos a factores políticos en Venezuela, para desempeñar la
función de oposición, lejos de ser una figura decorativa, se erige en un
componente fundamental para el funcionamiento del estamento democrático, al ser
el vigilante y la voz critica para el momento histórico que representan.
El control político que ejerce sobre
las acciones del gobierno, de la transparencia en la administración de los
recursos públicos, y del acatamiento a la normativa legal establecida, se suma
la exigencia de cumplir con las promesas realizadas durante la campaña
electoral. Cuestionamientos que deben estar regidos en el plano del respeto
mutuo, y la propuesta alternativa, para superar los escollos que se presenten
en la gestión gubernamental. Con ese desempeño, la base de la oposición no se
limita solo a la crítica, al convertirse en una fuerza que anime el debate para
enriquecer la vida en democracia. Ese papel
no lo puede delegar en agentes que huyen de la responsabilidad encomendada, o
que simplemente no entienden de ese rol.
Esa actuación descoloca a factores
radicales del oficialismo que asumen conductas de confrontación, y entran en el
terreno de la exclusión, al rechazar el diálogo como mecanismo civilizado para
resolver las diferencias. La confrontación estéril, o la violencia (según
Humberto Eco, este último, es fascismo), son propios de actores que buscan
anarquizar el debate para llevarlo al plano del todo o nada. Ese episodio lo
representan grupos minoritarios. Salir de ese embrollo requiere de liderazgos
comprometidos con la libertad, y el consenso es un referente de primer orden
para canalizar los desacuerdos en el seno de las oposiciones para avanzar hacia
la conquista del poder, y dar apertura a los cambios exigidos por la mayoría de
la población.
La oposición pasa a ser una alternativa
para acceder al poder, si se gana la confianza de los ciudadanos, encausados en
lo ético, la coherencia, y la propuesta seria. Cualquier sobresalto estaría fuera
de ser apoyado por las personas, y pisar el trapo rojo del adversario político,
sería entregar la bandera del cambio a quienes son rechazados por los
electores, por su pésima gestión gubernamental. La disidencia al gobierno debe
entender que son los defensores de los derechos de los ciudadanos, por encima
de colores e ideologías partidistas. Las reivindicaciones sociales, económicas y
políticas, encuentran asiento cuando dan entrada a la inclusión como soporte de
la sociedad que desea vivir en libertad.
La participación ciudadana es vital
para canalizar las ideas que aportan los diversos sectores de la sociedad. Una
oposición comprometida con el restablecimiento del sistema de libertades es la
piedra angular para alcanzar el propósito de justicia, desarrollo, y oportunidades
con equidad. Los cambios exigidos por la sociedad requieren del sentido de
pertenencia y el compromiso compartido. La elección presidencial del 28 de
julio demanda de una oposición fuerte y responsable para con los ciudadanos y
el país.
ARTURO MOLINA
@jarturomolina1
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jarturomolina@gmail.com