EL AGUIJÓN
EL VOTO Y LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA DEFINEN EL FUTURO DE
LA DEMOCRACIA EN VENEZUELA
POR: ARTURO MOLINA
El voto es un derecho y un deber de todo ciudadano, pero también es una responsabilidad que implica informarse y reflexionar sobre las opciones que se presentan en cada elección. No basta con dejarse llevar por las simpatías, los prejuicios o las emociones del momento, sino que se requiere un análisis crítico y racional de las propuestas programáticas de los candidatos que aspiran a ocupar cargos públicos. Ese conjunto de ideas, proyectos y acciones que los candidatos plantean para resolver los problemas y necesidades de la sociedad, y para orientar el desarrollo del país en diferentes ámbitos: económico, social, político, ambiental, cultural, entre otros, deben ser claras, coherentes, factibles y transparentes, y además responder a las demandas y expectativas de la ciudadanía.
Un
voto informado, es un voto consciente y libre. Es un voto que accede a fuentes
confiables y diversas de indagación, que le permiten contrastar las diferentes propuestas.
Un voto consciente está sustentado en criterios propios para elegir la opción
que mejor se ajuste a los intereses y valores personales y colectivos. Un voto
libre es no dejarse influir por presiones, amenazas o sobornos de ningún tipo. Los
procesos electorales son la oportunidad para fortalecer la democracia y la
participación ciudadana en países que aprecian el sistema de libertades, pero
también implica un riesgo de que se elijan a personas o grupos que no tengan la
capacidad, la voluntad o la ética para gobernar bien, y terminen en
consecuencia apostando por gobernantes con proyectos absolutistas. Por eso, es
importante que los ciudadanos se involucren activamente en el debate público,
que exijan a los candidatos que expliquen sus propuestas programáticas y que
las cumplan una vez elegidos, y que fiscalicen su gestión y rendición de
cuentas.
Venezuela
se mueve en arena movediza desde hace más de dos décadas. Los ciudadanos
cansados de las promesas incumplidas por gobernantes que actúan bajo la máscara
del engaño y la mala fe terminan apostando por ese discurso, y posteriormente
devienen en lamentos. Los debates negados, o el oscurantismo como estrategia,
le abre la puerta a la división, el odio, la arrogancia y prepotencia de
quienes controlan la toma de decisiones para proseguir con el abuso, siempre nadando
en el mar de la polarización. Es así como la minoría gubernamental se atornilla
en el poder.
Los
ciudadanos tienen el deber y el derecho de exigir se les informe sobre las
propuestas programáticas a cada uno de los aspirantes, para decidir por quién
votar. Ese es el voto informado, analítico y responsable, direccionado hacia el
bien común, y el desarrollo del país. En Venezuela, hay gobernantes que están
jugando con las necesidades de las personas, y hacen del espacio nacional un círculo
vicioso para la siembra de los cordones de la miseria. El voto y la
participación ciudadana definen el futuro de la democracia.
ARTURO MOLINA
@jarturomolina1
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jarturomolina@gmail.com