EL AGUIJÓN
LIBERTAD DE PENSAMIENTO
POR: ARTURO MOLINA
La
ideología es un elemento que influye directamente en la libertad de
pensamiento. Hay quienes la definen en abiertas o cerradas, para darle
significado a las diferencias que se plantean. En la abierta o liberal, la
enfocan principalmente en la libertad individual y la autonomía, tratando de
minimizar la participación del Estado en asuntos de carácter social, político y
económico. Eso lo sintetizan en el apoyo a la democracia y el respeto a los derechos
individuales, con sentido incluyente a la libertad de expresión y de
asociación. Asumen el pluralismo y la igualdad de oportunidades, y defienden el
libre mercado y la propiedad privada.
En
el llamado pensamiento cerrado o colectivista dicen enfocarse en el bienestar
de la comunidad, y dan primacía a la intervención del Estado con la finalidad
de garantizar la equidad y justicia social. Hay quienes aprecian que en ese
tipo de pensamiento se defienden formas de gobierno autoritarias, con disposición
incluso a sacrificar algunos derechos individuales a favor de lo que llaman el
bien común. Centran su propuesta en alcanzar la igualdad de resultados, y
fomentan el apoyo a la propiedad social, y el control colectivo, sobre los
medios de producción, potenciando la centralización en la toma de decisiones a
cualquier nivel.
El
caso venezolano ha merecido investigación para el análisis del actual sistema
de gobierno que impera. La implementación de políticas de corte colectivista
direccionadas a obtener mayor control estatal sobre la economía y la sociedad,
arremetiendo contra las instituciones partidistas para forzar el
establecimiento del pensamiento único, generan dudas sobre el respeto que
tienen por los valores democráticos. El populismo es su principal herramienta
para distraer a las personas, pero fundamentalmente a quienes se encuentran en
situación de mendicidad. En ese sentido han venido disminuyendo el poder
adquisitivo de las familias, llevándolos al acorralamiento, para generar la
dependencia del sector gubernamental, proliferando la intimidación y en
ocasiones la violencia, permitiendo a unos concebir que el actual es un sistema
de gobierno denominado Oclocracia, y a otros, negarlo porque existe un gobierno
y un marco legal establecido, destacando que lo que radica es la polarización
política y social en el país, que ha favorecido a algunos privilegiados para
mantener cuotas de poder.
Cientos
de ciudadanos se encuentran en la cárcel por exigir respeto a los derechos de
los venezolanos, y la respuesta de los acomodados, es que se han pasado de la
raya con lo que dicen, y hacen. De ser así, no hay tolerancia hacia la
disidencia, porque una cosa es el respeto, y otra, pulverizar el reclamo. Los análisis
siguen su curso, y el gobierno avanza en el control social, económico y
político de las instituciones, y las personas, incrementando la concentración
de poder. Mientras eso sucede, en las oposiciones la pugna es el quien remplaza
a quien. No hay propuesta programática en el “debate” que se registra, pero si
hay evidencia de los egos, y la vanidad que arrastran, permitiendo la
liquidación del libre albedrio, porque tal vez les conviene.
ARTURO MOLINA
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