EL AGUIJÓN
INSISTO: HUNDEN EL BARCO Y SUS TRIPULANTES
POR: ARTURO MOLINA
La
crisis socioeconómica que padece Venezuela, ha generado ruido y controversia enérgica
en los últimos años, apuntando a desestabilizar el escenario político. Desde la
llegada de Nicolás Maduro al poder en 2013, el país ha enfrentado esa crisis
sin precedentes (con el finado presidente la disimularon, recurso había para la
maniobra). La falta de una respuesta efectiva por parte del gobierno ha llevado
al país al borde del colapso, y ha generado tensiones a lo interno y externo de
la nación.
Uno
de los problemas ha radicado en la extrema polarización que han implantado
sectores afectos al oficialismo, y de un sector de la oposición, quienes,
apuntando al desconocimiento del otro, han fortalecido la estrategia del
régimen, consciente e inconscientemente, para dividir y socavar las bases de
apoyo de la disidencia en su conjunto. Aún con el escenario que se visualiza en
los actuales momentos, siguen jugando a ellos, o nosotros. Esa polarización ha
impedido que se encuentren soluciones a los problemas económicos y sociales que
se registran. En muchos casos, las decisiones políticas tomadas por un bando son
criticadas por el otro, lo que ha llevado a una parálisis política que ha
debilitado la institucionalidad y la gobernabilidad del país, siendo eso muy
peligroso, dadas las circunstancias.
A
la polarización se suma la corrupción como otro factor que ha contribuido a la
crisis señalada. Actores políticos de oposición, y funcionarios de alto rango
en el gobierno, han sido acusados de hechos ilícitos que se sabían en el seno
de la cúpula gubernamental, pero prefirieron taparlos, incrementando la pérdida
de la confianza de la población en sus líderes. La impunidad, y la falta de
transparencia en la gestión de los recursos públicos, aumenta también la
incertidumbre en los mercados internacionales, que debilitan aún más la
posibilidad de la inversión extranjera, empeorando la crisis socioeconómica.
La
solución a la crisis que padecen los ciudadanos venezolanos no es fácil de
resolver, y tampoco es rápida. Alcanzar un mínimo de gobernabilidad requiere de
un diálogo político incluyente y constructivo, franco y respetuoso, que permita
la búsqueda de medios, direccionados a solventar los problemas económicos y
sociales del país. También es importante fortalecer las instituciones, y la
democracia en Venezuela, para asegurar que las decisiones políticas sean
tomadas de forma transparente y responsable, en beneficio de la población en su
conjunto.
El
asunto es extremadamente delicado y complejo. El presente y futuro del país
depende de la voluntad que tengan los llamados líderes políticos de un sector y
del otro, para reconocer la existencia del contrario, y aunar esfuerzo a favor
del país. Sin diálogo se hunde el barco, y con ello, todos sus tripulantes.
ARTURO MOLINA
@jarturomolina1
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