EL AGUIJÓN
AMANTES DE LA GUERRA
POR: ARTURO MOLINA
La
situación de conflicto del gobierno de Rusia contra el de Ucrania, ha plantado
sobre el césped lo débil en que se encuentran las naciones que no tienen
armamento para defensa de sus territorios y ciudadanos. Las extravagancias de
mandatarios cegados por la arrogancia, y el entorno de adulantes que se arrastran
para colocar la alfombra en aras de mantenerse en un cargo que les permita
tener privilegios, lleva a causar daño y destrucción ante los indefensos jurídicos.
La humanidad se estira y encoge ante los episodios que se presentan. Apoyos, o
no, se dejan ver nerviosos, tímidos ante el prepotente autócrata. La arena se
mueve al primer insulto, y comienzan a aparecer los pronunciamientos de
funcionarios de jerarquía para salvar responsabilidades ante la masacre de
ciudadanos. Los artículos de los acuerdos, o los vetos de interesados en la
masacre, son más importantes que la vida de inocentes.
La
repartición del mundo tiene esa norma. La anexión de los territorios y la
supervivencia de las personas está signada a la voracidad del gobernante
(colonización con otro nombre). Las potencias (secuestran el conocimiento de
avanzada, y controlan la tecnología) siguen atropellando al resto del mundo. La
estrategia de mantener de rodillas a los ciudadanos de las naciones tiene que
ver con la cultura totalitaria, sectaria, anacrónica, pero que ve luces en el acuerdo
vulgar del reparto con quienes dicen representar intereses de los pueblos, para
la sana convivencia y desarrollo. Es falso que los seres humanos son sujetos
para esa clase de gobernante; el trato es de objetos, simples despojos.
Tanquetas pasando por encima de vehículo conducido por civil evidencia la degradación
a la que está llegando la especie humana. El terror se impone según el
propósito pretendido por los gobernantes de turno. El cambio acariciado por
unos, es atropellado vilmente por los que añoran tiempos de muerte y miseria
porque desean ser recordados como los poderosos miserables del sigo XXI,
superiores en sus desmanes hacia la dignidad humana, a los que les antecedieron
en los siglos XIX y XX.
David
contra Goliat; ángeles y demonios; guerra en nombre de la paz; cualquiera sea
el anuncio publicitario mostrado, la verdad de los acontecimientos tienen que
ver con el control de espacios y sus riquezas naturales. La producción de armas
tiene a la industria colapsada, y hay que reactivarla. El momento propicio para
probar sus últimos descubrimientos tecnológicos, y aplicar el exterminio, tiene
como alcance a los pendejos. Pareciera hay grupo de gobernantes que se siente
poderoso, con propósito de liquidar el sistema de libertades. Asumen ser dueños
de las personas y apuntan a la esclavitud, pero deben derribar antes las
barreras de los Derechos Humanos (DDHH), los alcances de la propiedad privada,
y el libre pensamiento.
El
camino que les queda a los ciudadanos de cada nación es el de la resistencia;
pero también el de revisar con profundidad la clase de dirigente que se está
seleccionando para dirigir los destinos de una nación. Allí se han cometido
errores a granel, y al asumir la propaganda como valida, el mañana es incierto.
De eso viven los amantes de la guerra.
ARTURO MOLINA
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