EL AGUIJÓN
DIÁLOGO
EN MÉXICO
POR: ARTURO MOLINA
El proceso de diálogo que
comenzó el 13 de agosto 2021 en México es una nueva oportunidad para que los
líderes del abstencionismo se integren al cambio de sistema político que
anhelan los venezolanos. El escenario de esos encuentros ya no son sobre la
base de las intervenciones militares extranjeras, ni los auspiciados golpes de
estado y confrontaciones estériles; corresponde asumir con sentido de
responsabilidad la realidad presente. Las ilusiones que algunos actores
políticos asumieron como alternativa para la salida del régimen, se
desvanecieron, y encontraron en el fracaso su expresión desesperanzadora.
Transitar el camino
electoral es beneficioso para todos, aún con el ventajismo que asume el
oficialismo. Las diferencias entre los actores de la alternativa democrática
hay que entenderlas y tratarlas en función de la necesidad de cambio de sistema
político, hacerlo de otra forma, es servir la mesa para que el régimen con un
rechazo inmenso de la sociedad venezolana, se siga aferrando al poder. La
descentralización en el sistema colectivista no tiene espacio. La estrategia
que aplican los revolucionarios siglo XXI es ir quitando competencias a
gobernaciones y alcaldías con el fin de eliminarlas. Es así como impondrán
las ciudades comunales.
La interferencia entre
cambio a favor de todos vs cambios solo para algunos, tiene su condición no
solo en actores del oficialismo, también los hay en las oposiciones. Está claro
que el gobierno es uno, y por ello avanzan en su esquema totalitario. Allí no
aceptan medias tintas. Son tan cerrados que liquidan a quienes se les midan sin
el consentimiento de la cúpula. Si persisten en su empeño, les etiquetan como
traidores. No les importa el país y su gente, lo que debe ser preservado es la
revolución y su miseria. Quienes no les siguen entran en el terreno de la
desaparición política, el exterminio. Del otro lado la etiqueta es alacranes.
Ese es el liderazgo que se tiene, y de ello se vale el oficialismo para
perseguir y aplastar al contrario.
Las elecciones del 21 de
noviembre no pueden ser para fortalecer al régimen; es necesario entrar al
ruedo electoral con candidaturas que fortalezcan la unión en la alternativa
democrática, ello implica desprendimiento y aceptación de los errores para
impulsar estrategia victoriosa. El diálogo que recién inició en México es la
evidencia de que los actores del abstencionismo hoy reconocen a Nicolás Maduro
como Presidente de Venezuela. Ya no existe la figura del Presidente Interino.
Corresponde ahora sentar en la mesa a todas las oposiciones y deponer actitudes
prepotentes para acordarse en función del momento histórico que se presenta.
Los ciudadanos están cansados del mesianismo, manipulación y exclusión.
ARTURO MOLINA
@jarturomolinas1
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