EL AGUIJÓN
CORONAVIRUS
vs MOVILIDAD SOCIAL
POR: ARTURO MOLINA
Proteger la salud de los
ciudadanos es un derecho constitucional en suelo venezolano y en mayoría de
gobiernos del mundo. Los gobernantes deben asumir esa obligación sin preámbulo.
El Coronavirus ha cruzado las fronteras de más de 128 países. Ciudadanos de
esas naciones han fallecido y otros han adquirido el virus por diferentes vías,
pero siempre apuntando a la movilidad social. Los protocolos exigidos por
organismos internacionales ya se han manifestado, y en consecuencia no puede
seguirse esperando que la ahora pandemia siga generando estragos por falta de
control y autoridad.
La presencia del gobierno en
todos sus ámbitos es necesaria. Las personas suelen negarse a oír la realidad
existente y algunos actúan con irresponsabilidad, llegándose al colmo de la
especulación absurda e irracional, pero también la negligencia gubernamental
ayuda a promover tal despropósito. A la ya marcada miseria y hambre reinante en
Venezuela, se suman eventos como la pandemia del coronavirus.
La paralización programada,
planificada entre autoridades de las actividades laborales a todos sus niveles,
es necesaria para evitar contraer el virus y esparcirlo en las comunidades y
familias. Las reuniones de masas no deben permitirse hasta tener certeza de que
la pandemia ha sido superada. Nadie está exento de contraer el virus, incluso,
tampoco de saber si ya se ha contraído. La no existencia de casos es alivio, y
por ello se debe aplicar la prevención inmediata, esperar es mortal.
El criterio epidemiológico
es el que debe prevalecer ante la presencia o no del virus. Jugar a crear
zozobra no ayuda, y termina afectando la psiquis de las personas,
desestabilizándolas emocionalmente. Los datos deben ser asumidos con
responsabilidad y evitar falsas alarmas. Lo cierto es que lo vivido parece
película filmada unos años atrás (no recuerdo el nombre), donde un virus se “escapo”
de laboratorio, y ante la no aparición de vacuna, y el crecimiento de muertes,
las autoridades decidieron rociar el veneno que liquidaría a los individuos y
así evitarían la propagación. La decisión no se llevó a cabo porque uno de los
galenos se opuso y logró el remedio minutos antes de la muerte obligada de
cientos de seres humanos. Alguien me manifestó en privado, falta que lleguen
los extraterrestres y nos quemen vivos, para apoderarse de la tierra (películas
hay varias al respecto).
El derecho a la vida no
tiene color político-partidista, y es deber de todos unir esfuerzos para
solventar situación. Sin embargo, el momento debe servir también para
reflexionar y valorar hasta donde se encuentra dotada y es apta la
infraestructura hospitalaria para revertir y enfrentar eventos como el
Coronavirus. La sociedad está presta a contribuir, pero requiere respuestas. La
responsabilidad ciudadana no es diferente a la gubernamental, pero jugar con la
buena voluntad para hacerse de promoción política no es aconsejable en tiempos
de turbulencia social. En oportunidad autoridades nacionales intervinieron el
Hospital Central de San Cristóbal, de allí surgió corrupción y desgano. El
respeto a las autoridades regionales, y la comunicación responsable y
permanente es la clave para derrotar la pandemia. Hoy la lucha es del
Coronavirus vs la Movilidad Social.
ARTURO MOLINA
@JARTUROMS1
www.jarturomolina.blogspot.com