OSCURIDAD


EL AGUIJÓN

OSCURIDAD

POR: ARTURO MOLINA

El régimen de Nicolás vive de espaldas al clamor de las personas (89% piden que desalojen el poder-Meganalisis marzo 2019). Sus maniobras son torcidas e inflamables. Lo inimaginable lo hacen realidad, y no precisamente por buenas acciones. La destrucción de la economía y el sistema eléctrico nacional es obra de indolentes, seres sin escrúpulos, al punto que el mundo se encuentra atónito con salvajismo revolucionario. La inventiva propagandística se les estrecha, ya no es fácil engañar a los ciudadanos con malabarismos y descargar sus culpas en otros. Su lenguaje banal, psicótico, violento, abraza la bandera de la inopia.

El régimen revolucionario se inspira en la paranoia. Su imaginario es el saqueo y enriquecimiento ilícito a través del erario público. Pulverizan lo legal. Se propagan del subsuelo hacia abajo con sus chácharas. El inframundo es pequeño para tales hazañas. Se apropian de lo ajeno porque son incapaces de construir. Expresan algunas palabras al copiarlas de los demás. Orinan fuera de la poceta por su nivel de innovación, a eso le llaman hacer las cosas diferentes. Crean el charco con defecación por ser el lugar preferido para bracear y pretenden que las personas e instituciones naufraguen con ellos en esa cosa.

La luz para el régimen de Nicolás es fuerte, enceguece, crea sombras, genera ruido. Por ello arremeten con furia, iracundos, y llaman enemigos al adversario político, privándoles de libertad e inhabilitándolos, porque le tienen miedo a las ideas del contrario y poca certeza a la suyas. Se presentan como la suma de factores impulsores de regímenes totalitarios, déspotas, tiranos, dictadores, con inclinación hacia el fascismo. El grito de guerra es muy similar, en unos es “hasta la victoria siempre” en los otros “hasta la victoria final”, “el nuevo hombre” “el superhombre”. Todo lo que tocan desaparece. Dinero, oro, riqueza natural, empresas e instituciones, se esfuman en sus manos. A cambio dan cabida a la creación de mafias y sectas.

El régimen crea, estimula y fortalece el hambre y la miseria porque no saben vivir sin ella. Ese es el motor que les permite tener discurso para atraer incautos. Su origen proviene de la envidia. Los demás tienen porque se los quitaron a ellos. Por eso hablan de equidad, pero la sustentan en la indigencia, en el recibir sin trabajar, la dádiva como carnada. No saben sudar la camiseta porque no entienden del sentido de pertenencia, menos de responsabilidad y compromiso. Están anclados en el atraso, son hijos de la penumbra.

La sociedad venezolana hace esfuerzo para reconquistar la libertad en sana paz. Resisten, sufren, lloran, protestan, se organizan ante las precariedades impuestas por el régimen a través de sistema político y económico perverso. Esperan con paciencia ver la luz al final del túnel.

Arturo Molina
@jarturoms1

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