EL AGUIJÓN
EN
BLANCO Y NEGRO
POR: ARTURO
MOLINA

Al llamado bolívar
soberano le está sucediendo lo mismo que al bolívar fuerte. Se diluye a
velocidad supersónica. No hay efectivo, sigue el corralito. Lo menos que existe
en espacio venezolano es soberanía. La inflación reina en país direccionado por
aprendices, o en consonancia con lo planificado por factores externos que
arrebatan la riqueza natural, y requieren a una sociedad en desgano, sin ánimo,
desalentada, ocupada en la cola, distraída, en confrontación con la dirigencia
política disidente. Siempre hay un pote de humo para tapar la realidad. Las
dádivas ya no son tan fáciles de dar. Se hurga el bolsillo de las personas,
pero antes se les da un engaño, y luego se procede con la rapiña.
En escasos ocho días de
estar funcionando la reconversión monetaria, ya se transformó en pesadilla. La
nota era hablar de los 180 millones, ahora es revisar la subida de precios y
llorar a grito limpio. El cuento de los 1800 soberanos les dio cierto aire al
régimen, pero desaparecer beneficios conquistados por la clase laboral a través
de los años, hace que la acción se vea turbia para el escenario de los próximos
días en el sector público. Igual acontece con el sector privado, allí no es
suficiente decir que van a subsidiar los primeros tres meses. Nadie invierte
para perder, eso solo sucede en regímenes autocráticos. Mantener controles
sobre la producción, haber desaparecido la empresa privada a través de la
expropiación o quiebra, arroja el resultado de la escasez. Las empresas de las
que se apropio el régimen ilícitamente y fueron entregadas a sus allegados,
ahora son solo espacios vacíos, llenos de ratas y malos olores.
Hay anuncios desde el
régimen de liberación de la moneda. La propuesta la venden con bombos y
platillos. Eso trae consigo un olor nauseabundo, ¿liberan la moneda, con
controles sobre los bienes de producción?, no se entiende, a menos que sea un
mecanismo para el lavado de dinero, porque sin reglas de juego claras para que
el inversionista se active, y comiencen a moverse las divisas fuera de la
exclusividad del régimen, la propuesta pierde seriedad y suena a nuevo engaño,
o trampa caza bobos. Ahora las entidades bancarias son cajeros automáticos del
ente emisor central, y los ciudadanos están marcados por el carnet de la
patria, entonces ¿se le puede tener confianza al oficialismo por lo que
anuncian? Hay apertura real, o es estrategia para el respiro. Toma cuerpo lo
que han dejado correr en pasillos, “el régimen es experto en la jugada mal
habida, y necesita blindar el dinero de algunos de sus altos jerarcas, tanto a
lo interno como lo externo”. Ver para creer dicen por allí.
La película del
oficialismo y su brazo político PSUV de los hermanos castro vive anclada en lo
que le ha permitido obtener beneficios a sus bolsillos, eso ya es imposible
esconderlo. La sociedad venezolana debe sacudirse y tomar decisión viable,
pacífica y constitucional, para alcanzar el cambio de gobernantes. Es la hora
de comenzar a revisar y asumir que existen los colores, para terminar en sana
paz con la vulgaridad que han impuesto a los ciudadanos pseudo dirigentes que
nadan en el estiércol. Dos cosas pueden suceder, lo bueno, con el conocimiento,
o lo malo, con la ignorancia. No todo es en blanco y negro.
ARTURO MOLINA
@JARTUROMS1
www.jarturomolina.blogspot.com