EL AGUIJÓN
¿QUIÉN
DA MÁS?
POR: ARTURO MOLINA
TWITTER: @JARTUROMS1
El juego electoral
venezolano (no es distinto en otras latitudes) comienza con los efectos de
atraer electores mediando las circunstancias por las que atraviesa la sociedad.
La visión de los candidatos y sus comandos de campaña van direccionados desde
la óptica de los asesores estratégicos y políticos. Se aplica la conveniencia
por encima de la realidad. La costumbre es “dile a las personas lo que quieren
oír, no lo que deberían oír”. De allí todo es posible en el escenario del PAN y
EL CIRCO.
La crisis económica marca
pauta. La devaluación permanente de la moneda inducida por el régimen a través
de la hiperinflación o alto precio del dólar, se traduce en el bajo nivel
adquisitivo de los ciudadanos, llevándolos a la pobreza y la dependencia. El
hambre y la miseria son los elementos asumidos para crear eslogan publicitarios
y de propaganda, sin interés de resolverlos, pero cabalgan sobre la
polarización para hacerse de los votos.
El régimen ofrece: “Ahora
sí es verdad que todo va a mejorar porque con el triunfo del camarada Nicolás vendrán
tiempos de abundancia”, “nunca más le entregaran el poder a la disidencia apátrida”,
“los traidores a la revolución deben pagar con creces tal afrenta”, “la derecha
es la responsable del hambre, muerte y desolación de los hogares”, “con Nicolás
todo, sin él nada”, “las armas de los cuarteles, son las armas del pueblo para
defender la revolución y su proyecto”, “todo soldado mismo es el defensor de la
patria revolucionaria”, “el carnet de la patria proveerá”…
Otro candidato ofrece: “entregar
tarjeta electrónica a cada uno de los ciudadanos con deposito en moneda
extranjera para paliar el bajo ingreso”, “con la presencia de la ONU el régimen
respetará condiciones mínimas en proceso electoral”, “la garantía del cambio es
representado por nuevo mesías”, “sí el régimen no cumple, renuncio”…
Dolarizar la moneda es
la alternativa que ofrecen unos; cambiar la moneda (¿?) es lo puesto en marcha
por el otro. Mientras el ramo se lo dividen entre viudas, el campo no produce;
la medicina no llega a los hospitales, y la que llega se la devoran las mafias
allí enquistadas; la empresa privada fue saqueada, arrebatada y quebrada por el
oficialismo. Los revendedores de alimentos crecen en proporción a los precios,
superando un solo producto el ingreso mínimo mensual, y los estantes del
supermercado se exhiben vacíos. Cualquier ingreso económico se traduce en
ilusión al momento de adquirirlos.
La desgracia es patentizada
en la propuesta. La creencia de que el venezolano es ignorante y perezoso se
refleja en la misma. Se apuesta con creces a la conquista del voto asumiendo
con desprecio la condición de ciudadano. Cada palabra aleja al ser pensante y
abre espacio a la manipulación. Los caballos que salieron a correr no
representan los deseos de cambio de la mayoría. Ir a un proceso para votar
obligado por cualquiera de los allí presentes, so pena de que no hacerlo es
apoyar al actual gobernante, o de hacerlo, es para favorecer al imperio, son
muestra de la tribulación por la que atraviesa la sociedad venezolana. La
democracia es arrebatada por el déspota. En oportunidad escuche de un amigo
decir “el problema es que hay candidatos sin identidad nacional, sin arraigo, y
pretenden ser Presidentes a juro”. El grito que se escucha en cada barrio,
sector, urbanización o caserío es: ¿Quién da más?
ARTURO MOLINA
www.jarturomolina.blogspot.com