EL AGUIJÓN
EL
DEGENERADO Y EL SERVIL
POR: ARTURO MOLINA
@JARTUROMS1

Los que seleccionan el
camino del mal son aquellas personas desprovistas de valores. Todo en la vida
lo ven con envidia y engendran el rencor como modo de vida. Se valen de la
necesidad de los ciudadanos para hacerse notar, ganar voluntades y llevar a
cabo sus planes macabros. Los convierten en serviles y luego conviven en la
depravación e irradian odio.
El poder es visto por
el degenerado como vía para la venganza, y el servil aplaude consciente o inconsciente
su acto. En oportunidades busca salir de la podredumbre en la que se encuentra,
pero la amenaza se hace presente. Es el estilo de los mafiosos que permiten el
ingreso de la persona, pero luego cobran cara su salida.
El degenerado utiliza el
concepto traidor para obligar la lealtad. Sataniza al contrario para marcarlo como
enemigo e incluso como objetivo político. Persigue y siembra evidencia para dar
forma legal a la arbitrariedad y abuso. El servil se presta para el atropello.
El degenerado se burla
de la necesidad de los ciudadanos y emite opiniones fuera de contexto para
evadir la realidad. Un cuerpo mostrado al desnudo con la intención de dejar ver
el desgaste que presenta producto del hambre, es utilizado para el sarcasmo, y
como cosa rara en lo que centra su atención es en el miembro masculino. El servil
aplaude creyéndose robusto y bien estructurado.
El degenerado planifica
la destrucción de la sociedad. Viola los acuerdos de convivencia y busca
imponer el desorden. Hace uso de los cuerpos de seguridad del Estado para
reprimir manifestaciones pacificas, y posteriormente enviar paramilitares a
acribillarles, asesinarlos y sembrar terror en las comunidades. El servil cumple
cabalmente su función: calla y otorga. Se convierte en cómplice.
El degenerado en su
condición mental y moral anormal, asume el poder bajo el sistema de libertades
y luego se auto-proclama dueño de las personas negando sus libertades ciudadanas.
El servil le apoya, ha perdido su dignidad.
Los ciudadanos
requieren ser educados en valores para asumir responsabilidades en el ejercicio
del poder en común respeto a los deberes y derechos como sociedad.
La disidencia,
alimentación, salud, libertad de expresión, propiedad privada, y de elegir y ser
elegido son derechos de los ciudadanos, y no se puede permitir sean castrados
por los propiciadores del odio y el terror.
Los ciudadanos deben
aprender a elegir a sus representantes para evitar megalómanos en el ejercicio
del poder, que posteriormente se transforman en degenerados y serviles.
ARTURO MOLINA
@JARTUROMS1
jarturomolina@gmail.com