EL AGUIJÓN
INTOLERANCIA
POR: ARTURO MOLINA

Diversos actores políticos tanto del oficialismo como de
oposición, han sembrado esperanza en los ciudadanos, para traducirla en
desesperanza en corto tiempo. Se ha nadado en aguas superficiales, cargadas de
interpretaciones personales, rayando en la mentira como mecanismo para la
inmediatez y hacerse del espacio mediático, y con ello de la voluntad de las
personas.
Hablar con la verdad a los ciudadanos es casi imposible en un
país cuyo propósito en su cuadro de dirigentes es imponer condiciones,
cualquiera que esta sea, siempre que obedezca a criterios cupulares. La
distribución del poder en pocas manos es la garantía del éxito de la élite, al
mantener el control del mismo y así arengar las masas emocionalmente. Jugar con
la necesidad, e incluso sembrarla en donde no existe, es imperioso para el
régimen y algunos sectores de oposición.
El texto constitucional ha sido pisoteado por esos sectores.
Les importa un bledo si eso gusta o no a algunos dirigentes que se atreven a
llamar las cosas por su nombre. Violan y posteriormente se valen de la
legitimación de la farsa a través del desespero ciudadano. El pan y circo son
los actores a mantener en la palestra pública. Sembrar el hambre y la muerte
son elementos estratégicos para la manipulación.
El chantaje entra en el escenario como el elemento
articulador para obligar a la castración y auto-censura. Son dirigentes y
aspirantes a cargos de representación popular o en la administración pública, quienes
decidan en la cúpula. Los demás son esclavos y se les asignara cargo
dependiendo de su lealtad a los jefes. La meritocracia y la lucha social no
cuentan para quienes administran la hegemonía.
Solicitar el cambio de un gobernante nada tiene que ver con
lo establecido en la Constitución. Lo importante es el acuerdo entre las
camarillas. Convocar a elecciones menos se puede hacer, si el momento señala
caminos de derrota. Todo un andamiaje montado para contrarrestar la acción y el
efecto del disentimiento, y en consecuencia de la democracia.
Opinar distinto es un calvario. No sumarse a una idea en un
momento dado se convierte en pecado. Hay quienes piensan en sus verdades, y deberían
analizar las de los otros, y respetarlas, así no se esté de acuerdo. La actitud
dice mucho de cada uno de los ciudadanos. El ejemplo es importante.
Con el engaño se juega a la desesperanza, y con ella a la
improvisación. El beneficio es para los mismos, no para el todo. Se requiere
voluntad política para salir del atolladero impuesto por la revolución siglo
XXI. Las ofertas engañosas traerán intolerancia, y esa la ruta hacia el
precipicio.
ARTURO MOLINA.
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