EL AGUIJÓN
ATRAPADOS EN SU PROPIO ESTIÉRCOL
POR: ARTURO MOLINA
El guión de la película atrapados 1975, es un símil de lo que
acontece a la sociedad venezolana, al revés. En la película, los policías
perseguían a los ladrones; en Venezuela los ladrones utilizando a los cuerpos
policiales, persiguen a los ciudadanos, y favorecen la delincuencia.
En la película uno de los ladrones es una dama, y en su huida
llega a casa de familia con problemas de convivencia y logra su estadía a
través de mostrar ciertas aptitudes provocativas. En Venezuela el régimen
penetró hogares saludables, convirtiéndolos en lugares trágicos y conflictivos.
Los conquistó con la opulencia del populismo.
La desaparición mágica de más de veinticinco mil millones de
dólares sólo en 2013, es el resultado de lo que venía haciendo el régimen, en
complicidad de altos funcionarios, quienes viendo ingresos económicos elevados,
se dejaron corromper para desangrar al país.
Nadie sabe que sucedió, en que se invirtió, o dónde se
encuentra la inmensa fortuna de más de novecientos mil millones de dólares
ingresados a territorio venezolano por excedente petrolero desde los inicios de
la revolución siglo XXI.
El desmadre económico, planificado por el oficialismo para
arrodillar a los ciudadanos ante las pretensiones hegemónicas de concentrar el
poder, comienza a tambalear, al perder apoyo popular tal desfachatez.
Las estrategias para contrarrestar la caída no se hacen
esperar. Limitan el libre tránsito vehicular, peatonal y comercial en la
frontera con Colombia, pretendiendo dilatar el debate interno en temas
puntuales como la corrupción, inseguridad, escasez generalizada, inflación o
mejor, hiperinflación, pobreza, miseria, impunidad.
Persiguen a humildes padres y madres de familia, para
facilitar los grandes negocios a las mafias premiadas por el régimen.
El oficialismo y su partido hacen malabarismos, juegan con
candela, se burlan de los ciudadanos. Regalaron el Territorio Esequibo, y
montan teatro para hacer creer a incautos de su lucha por el rescate del mismo.
Al final, el oficialismo quedará atrapado en su propio estiércol.