EL AGUIJÓN
EL
CUENTO
POR: ARTURO
MOLINA
La crisis económica
sacude los paupérrimos ingresos de la población, desbaratando el ya disminuido
presupuesto familiar, alargando el desespero y la frustración de la sociedad
venezolana, ante la inconsistencia y arrogancia del oficialismo para resolver
la queja emanada por la absurda e irracional imposición del mal llamado
socialismo del siglo XXI, cuándo la realidad se expresa en empobrecimiento
siglo XIX.
La caída de los precios
del petróleo pone en duda la capacidad de pago de la deuda contraída con otros
países y con el sector interno, alargando la incertidumbre en la población por
mejorar la calidad de vida, tan vendida
en panfletos publicitarios como “suprema felicidad”, pero dañada en la realidad,
producto de la insensatez de los actuales gobernantes nacionales.
Las opiniones emitidas
por el actual representante del poder ejecutivo nacional negando la crisis, es
evidencia del desorden reinante en el entorno gubernamental. La capacidad de
compra en el exterior ha disminuido aceleradamente; la destrucción del aparato
productivo nacional ha generado desempleo y escasez; el populismo burocrático
ya no tiene el soporte para continuar creando plazas de trabajo. La ruina y la
miseria destruyen el desarrollo y progreso de la nación. No hay insumos para
aliviar enfermedades, ni para combatir las que aparecen. El cuento del régimen
sigue siendo el mismo; no hay rectificación, se juega con candela.
La aberrante gestión
nacional profundiza el cerco a la libertad de expresión, al someter a presidio
a ciudadanos por escribir en las redes sociales (twitter) opiniones disidentes
al régimen, alegando para tal abuso acusaciones diversas, destacando las de “generar
terror, pánico e intranquilidad en la población”; excusas para correr la arruga,
pero el colectivo social no se deja distraer. El cuento no consigue
interlocutores, y crece el llamado al cambio, expresado en la protesta pacífica
y constitucional.