REFLEXIONAR SOBRE LO VIVIDO.

 

EL AGUJÓN

REFLEXIONAR SOBRE LO VIVIDO.

Por: Arturo Molina

La Navidad de 2024 y la llegada del nuevo año 2025 son momentos que despiertan emociones en nuestras vidas. Es la oportunidad para reflexionar sobre lo vivido, agradecer lo alcanzado y renovar las esperanzas con la mirada hacia el frente. Nuestro país es una nación marcada por una crisis socioeconómica y política que invita a generar estrategias inteligentes para superarlas. Estas crisis, de alguna forma, le dan una connotación especial y obligan a ser creativos en cada acción a emprender.

2024 ha sido un año de lucha, de resistencia y de aprendizajes, donde se ha fortalecido la capacidad de unión como sociedad, que promueve la luz de la esperanza a través de la organización comunitaria, negándose a renunciar a conquistar una mejor calidad de vida. Las adversidades han sido un motor para aplacar la tormenta. Venezuela es el país de todos los venezolanos, nacidos y no nacidos aquí, quienes han hecho presencia para ayudar en su desarrollo y crecimiento. Soñar con mejorarlo abriga el sentido de pertenencia al que nadie puede claudicar.

El mensaje de amor, amistad y renovación de fe que llega implícito con la fecha navideña a través del nacimiento del niño Dios invita al reconocimiento de que, con humildad sincera, se adquiere una enseñanza extraordinaria para alcanzar las transformaciones que deben comenzar por uno mismo e irradiar, con el ejemplo, hacia afuera. Los actos con desprendimiento tienen relevancia en lo individual e inspiran a la acción colectiva en favor del prójimo, haciendo del compromiso el esfuerzo de toda la nación.

Los retos generan oportunidades, y el año por venir, 2025, es una carta abierta a esa propuesta. El compromiso con el trabajo honesto, el respeto mutuo y la educación como pilar del progreso en la construcción de un futuro en el que los venezolanos puedan desarrollar su potencial en su máxima expresión es el camino al que aspiran los venezolanos de todas las tendencias, colores y religiones. Los gobernantes que pretendan desconocer esa legítima aspiración se estarán dando la espalda a sí mismos, y con ello recibirán el repudio colectivo.

Superar la crisis es una obligación de quienes toman decisiones desde el alto gobierno. La sociedad se ha reinventado con resiliencia y capacidad innovadora, surfeando la cresta de la ola de la pobreza, la migración y la soledad. Se necesitan cambios en las políticas públicas que entren en funcionamiento desde el ente gubernamental. El barco se puede empujar entre todos siempre que se dejen a un lado la exclusión y la polarización. La capacidad individual y colectiva difiere del odio que esgrimen algunos.

La bienvenida al 2025 es para recordar que el tiempo es inclemente, no se detiene; quien se cae y no se levanta, en el piso se queda. Dar el paso firme hacia adelante para sembrar la semilla de un país sustentado en valores y compromiso compartido es responsabilidad de todos. La reconciliación es necesaria, y a pesar de las dificultades, el sol brilla por igual. Que el nuevo año llegue cargado de oportunidades para los venezolanos. Un pueblo valiente como el nuestro se lo merece. Elevemos una oración y sigamos adelante. ¡Feliz Navidad 2024 y próspero año nuevo 2025! Nos leemos nuevamente en enero del nuevo año. Dios nos bendiga a todos.

Arturo Molina

@jarturomolina1

www.trincheratachirense.blogspot.com

jarturomolina@gmail.com

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