EL AGUIJÓN
VENEZUELA SOMOS TODOS
POR: ARTURO MOLINA
Venezuela
reclama de sus hijos sindéresis, responsabilidad, compromiso, tolerancia, y
sentido de pertenencia. Los llamados a la confrontación estéril han dejado un
profundo dolor en la sociedad. La alteración de las normas establecidas para
imponer las que les parece al gobernante ha sembrado el abuso e irrespeto a los
derechos de las personas. Seguidores de uno y otro sector se sienten dueños de
la voluntad de los ciudadanos y pretenden hacer con ellos lo que les parezca.
Desde la aparición de grupos armados que se pasean con motos por las calles en
grupos grandes, hasta el uso de los micrófonos para lanzar improperios, han
surgido de la expresión de quienes no tienen la razón y buscan imponerla por la
fuerza.
Exabruptos
con el cierre de emisoras de radio y programas de opinión que no le son afectos
al oficialismo, son anunciados a la comunidad para insinuar que así actuarán
contra quienes se les opongan, o en caso inverso, por la molestia que puede
sentir algún disidente ante la opinión de un contrario, le lanza con arrogancia
cualquier insulto. El amedrantamiento es usado para callar o silenciar el
pensamiento plural. Odio más odio, y la población pasando necesidades, e
intranquila, porque terminan enfermos del cuerpo y de la mente. La desesperanza
les nutre su permanencia en el escenario público. Cualquier acto publicitario
es bueno para buscar acomodo.
La
población venezolana busca desesperadamente que cambie la situación actual. En
ese camino se presentan los mesías para continuar con el engaño. Envuelven de tal
forma a la gente para terminar con una nueva frustración. El ser humano es
invadido por la codicia y las ansias de poder. Algunos venden a sus adversarios
al de la acera del frente, para que les devoren. No les importa familia y seres
queridos. La prepotencia y vanidad les ciega, y los errores llegan en
cantidades incontables. La sonrisa cínica se les dibuja en el rostro cuando
alcanzan su cometido, y hacen uso de la pieza teatral para conmover al ingenuo.
No aterrizan en la realidad presente porque viven de las enfermizas fantasías.
Venezuela
es un país conformado por gente de paz, trabajadora y noble con su semejante. Largos
veinticuatro (24) años ha vivido bajo el yugo del imperio de la miseria. El
actual sistema de gobierno se desliza por una pendiente sin freno, y con ello
arrastra al país entero. Las elecciones presidenciales del 2024 son una nueva
oportunidad para hacer los cambios por la vía pacífica. El proceso electoral es
el escenario para reivindicar el sistema de libertades, y garantizar los
cambios sin sobresaltos. Mucha agua falta por correr debajo del puente. Las
ofertas electorales van a seguir apareciendo. Los ciudadanos están observando y
tomando decisiones. Quienes se estén llamando a engaños, deben despertar y
reaccionar por lo rápido en que están avanzando los acontecimientos. Nuevos
actores aparecerán en el escenario público. Ninguna puerta debe ser cerrada. Los
acuerdos son necesarios, porque Venezuela somos todos.
ARTURO MOLINA
@jarturomolina1
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jarturomolina@gmail.com