DATOS SIN CONTENIDO

 

EL AGUIJÓN

DATOS SIN CONTENIDO

POR: ARTURO MOLINA

Los que andan deambulando por el camino del desespero, no encuentran ventana por donde cruzar al pasillo. Las luces se les oscurecen, apenas levantan la vista. En sus desafortunados momentos, coinciden con las puertas, y golpean su frente, como si ellas fueran transparentes. Todo lo perciben borroso, y cualquier imagen se les transforma en pánico. La expresión que emerge del rostro, viene acompañada de la mirada perdida. Los lugares le son extraños, incluso en el propio patio de su residencia.

Tras los traspiés que padecen por sus erradas actuaciones, no soportan el canto de un perico, menos el ruido del motor del vehículo. Lanzan improperios al aire, para ver si logran conectarlos en algún mortal, pero al no encontrar eco, se llenan de ira, y golpean cualquier superficie, intentando demostrar que existen. Ni el fuego de su colera, logra alcanzar que le determinen, y entran en el peor de sus escenarios, y a cualquier objeto le dan puntapié, imaginando que lo hacen con el culpable de sus delirios.

Los celos les carcomen el pensamiento lucido, y se transforman en marionetas de los inescrupulosos que le venden abstractos, y los compran porque el tiempo parece indicar que se les agota. Nadan en la mentira, y pierden el respeto de sus semejantes. En casa se sienten acorralados, y cualquier repicar les causa nervio, porque pueden delatarle. La frustración la llevan en la frente, cual víctima del saqueador de lo ajeno. De lágrimas no conocen, como tampoco del trabajo honesto y placentero.

Se alistan en competencias creyendo que a todos se los puede llevar por delante. Hacen narraciones divagantes, de juegos inexistentes, y montan calumnias de personas que no les paran a sus alucinaciones, y pretensiones errantes. Los carpinteros le niegan la madera, porque la reciben pulida, y la devuelven con magulladuras, carrasposa y con olor repugnante. De equipos no se acuerdan, pero sí de utilizar sus trajes, para salir a la calle con el cuerpo disfrazado, el mal aliento en su boca, y los dientes luciendo caries.

Entre paso y paso caminan con desequilibrios, como si se hubiesen fumado, o tomado algo que le hace comparsa con estilo pretendido, del que ostenta poseer riqueza económica, pero vive de la ayuda del vecino. Se inventan cualquier historia y creen contarla con gracia, tal vez, sin darse cuenta, de que hace el ridículo.

No entienden de compromiso, menos de responsabilidad y lealtad, ante quienes le tienden su mano en momentos de apremio. Son aquellos que se enredan solos, con sus datos sin contenido.

ARTURO MOLINA

@JARTUROMOLINA1

www.jarturomolina.blogspot.com

jarturomolina@gmail.com


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