EL AGUIJÓN
AGONIZANDO
POR: ARTURO MOLINA
La vida está inmersa en una serie de roles desde que
se nace, hasta la muerte. Los cambios que se registran son permanentes. Desde
aprendices, observando y absorbiendo todo los que se tiene alrededor.
Estudiantes inconformes a lo que se tiene, deseos de cambiar el estado de las
cosas; promotores de la innovación; acuciosos investigadores y proponentes de
nuevas alternativas. Ambiciosos, y en muchos casos, cerrados al consejo u
orientación de la voz con experiencia. Así se crece, para convertirse en
trabajadores, amigos, parejas, padres, y por que no, mentores de futuras generaciones.
La vida está llena de desafíos, y quien es coherente obtiene su recompensa.
Todo eso marca la trama de la existencia.
La inocencia es despertada por la curiosidad en un
mundo donde se ofrecen posibilidades. Esa puerta es oxígeno para formar la
personalidad. Se prueban diferentes mascaras hasta encontrar la que cada quien
cree se ajusta a su esencia. La marca es personal, no admite calques o copias.
El transitar le da para llegar a la vejez y reflexionar sobre lo que hizo, y si
se encuentra cómodo o no con lo realizado y el resultado obtenido. La
manipulación puede ser un mecanismo para que se seleccione el camino dañado, o
con criterio se decida la escogencia del bueno. Cada quien resuelve si estorba
o ayuda. Ese será el legado.
Las expectativas sociales y personales pueden ser
parte de una guía en positivo, o una restricción, dependiendo de la referencia
que se asuma, pudiendo ser un guion novedoso, o uno prescrito, repetitivo,
fastidioso, toxico. El equilibrio es establecido por cada quien. Se es un actor
social, complejo, abierto, responsable, comprometido, o uno que está anclado en
los antivalores, asocial. La reflexión es propia de los seres humanos, todos
diferentes en el pensar y en el parecer. Hay que detenerse a recapacitar como
nos vemos a nosotros mismos; hacer un ejercicio de autoconocimiento y
autenticidad, simplificar los valores que se representan en la conducta
permanente. Los roles que se desempeñan, permiten emitir juicio de su
aprendizaje.
Las decisiones asumidas pesan, y mucho, en lo que
somos o queremos. El viaje al descubrimiento puede ser con o sin recursos
económicos, pero lo que no se puede dejar de lado es el respeto a los demás, y
con uno mismo. Cuestionar no tiene porque ser visto como un generador de daño o
conspiración. El silencio obligado es auspiciado por quienes no tienen la
razón. La narrativa de generar discordia, odio, venganza, exclusión, es propio
de la ignorancia, que se expresa a través de la arrogancia y la prepotencia. El
que atropella lo hace porque se sabe sobrepasado por la consistencia de la
prueba. La censura es impulsada por la mezquindad, y la arbitrariedad. La
autocensura por el miedo al abuso.
Los cambios son inevitables en cualquier escenario de
la vida, tal vez puedan frenarse un poco para ganar tiempo, pero lo que brilla
a la luz de la existencia, no se puede ocultar, como tampoco se puede olvidar
que, cumplido el ciclo de la vida, llega la agonía.
Arturo
Molina
@jarturomolina1
www.trincheratachirense.blogspot.com
jarturomoplina@gmail.com