EL AGUIJÓN
AÑO ESCOLAR 2023-2024
Por: Arturo Molina
El
sistema educativo venezolano ha sido objeto de constantes críticas y
preocupaciones de padres, representantes, estudiantes y docentes. El
desmantelamiento generado en los años de la llamada revolución del siglo XXI,
ha dejado a los profesionales de la docencia en situación de miseria, y la infraestructura
física en colapso. La desinversión ha sido la patente de presentación del
oficialismo, y los centros educativos son lugares inseguros para el proceso
enseñanza-aprendizaje, poniendo en riesgo el bienestar de estudiantes y
profesores. Salones sin ventanas, techos agrietados, baños en condiciones
insalubres y laboratorios sin equipos funcionales son parte del menú del
reclamo de los directivos y docentes, para que sean revisados y subsanados en
las escuelas.
El
deterioro afecta la motivación de los docentes y estudiantes para asistir a los
centros escolares. Los educadores han dado muestras de su compromiso y
dedicación profesional a pesar de las dificultades en las que se encuentran
laborando, pero el gobierno los desconoce, desvalorizado la profesión, obligándolos
a buscar otras fuentes de ingresos, y el abandono de la docencia. Los bajos
salarios hacen mella en los núcleos familiares de los educadores, y solo
reciben migajas con los llamados bonos económicos, que en nada influyen en sus
salarios y las prestaciones sociales. Los beneficios alcanzados a través de las
discusiones de las convenciones y contrataciones colectivas han sido dejados de
lado, violentando sus derechos flagrantemente, y la respuesta gubernamental, es
más abuso y atropello.
Las
políticas públicas para el beneficio del sector educativo reflejan la presencia
de lo invisible. Las dotaciones escolares solo se presentan para la campaña
publicitaria. La baja calidad de los materiales que son entregados no aguanta
auditoria alguna. La educación de calidad no tiene cabida en el gobierno nacional,
porque les aturde saber que la sociedad avance en la obtención de conocimiento.
Saben que la educación está estrechamente ligada al crecimiento económico, al
progreso social, y a la salud, por ello la minimizan y direccionan hacia el pensamiento
único, con personal adaptado a sus intereses de imponer la esclavitud. Les
molesta a los revolucionarios del siglo XXI que los ciudadanos tengan capacidad
de tomar decisiones sobre su estilo y modo de vida. La pobreza es el arma que
utilizan para alcanzar el sometimiento.
La
educación es crucial para el desarrollo en cualquier sociedad que apueste a la
libertad, y la formación de ciudadanos que respeten normas para la sana convivencia
social. El inicio del año escolar 2023-2024 reedita los anteriores. Los
reclamos a la desatención educativa ya se escuchan en los medios de
comunicación y redes sociales. Los padres y representantes también sufren los
embates de la crisis socioeconómica inducida por el oficialismo. La paz escolar
le importa poco al gobierno.
ARTURO MOLINA
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