EL AGUIJÓN
CON LA RABIA REBOTANDO
POR: ARTURO MOLINA
Conversar
con las personas sobre sus necesidades, y orientar para consolidar solución, es
gratificante cuando se hace con desprendimiento, sin esperar nada a cambio. Lo
lastimoso del asunto es ver como algunos se asocian para burlarse de la
necesidad humana, y pretenden con cara de criaturas inofensivas, les recuerden
para cuando regresen en busca del cobro de su factura. No importa si son
ancianos o menores de edad, lo que les satisface es estirar la mano que lleva
consigo el sombrero para recoger el fruto que le genera la manipulación.
En
amena conversación con vecino conocido sobre la situación por la que atraviesan
los venezolanos, enunciaba su experiencia en variados momentos de la vida. “Por
mi casa han pasado unos cuantos dirigentes”, me decía. “Todos me dan la mano, y
si lo permito me abrazan como lo hace un conocido al que se tiene años sin
verse. Son tan creativos, que hasta me dicen que la semana pasada me vieron y
saludaron, pero no les preste atención. Tantos años (expresan), y que hay de su
familia, los muchachos ¿se graduaron? No entiendo a que se refieren porque
nunca he tenido hijos. Son tan agradables y animosos en su trato, que, aun no
sabiendo mi nombre, hacen lo imposible por conseguirlo, y al lograrlo, entran
en lo profundo de su extrañez hacia mí persona. Les he seguido la cuerda, y la
risa que llevo por dentro casi me delata, porque preguntan hasta por la esposa,
sin saber que mi inclinación sexual, es otra”.
“Lo
importante del asunto es que hablan del alto costo de la vida; la miseria
humana y la necesidad de cambio. Todo lo hacen con indignación, y se hacen
llamar los defensores de la democracia. Irradian discursos largos, en
oportunidades fastidiosos, cargados de nada, porque ni el nombre del barrio al
que visitan lo conocen. Solicitan la ayuda para enrumbar el país por el camino
del desarrollo, y descargan su propia ignorancia, en el que creen ignorante. Su
desprecio a la solidaridad humana lo pretenden tapar con donaciones, que al
final, convalidan la miseria, que dicen rechazar”.
“Así
van deambulando de barrio en barrio y de casa en casa. La gente los recibe y al
darse vuelta, de ellos se ríen. Algunos dicen, ¿qué se creen esos señorones?, ¿van
a venir con los cuentos de siempre, pregonando la mentira para alcanzar el
premio a costillas de los pendejos, que sufren y padecen por sus errores? Les
falta liderazgo, y eso se gana con trabajo serio y propuestas claras. Las
personas no quieren que le regalen, piden oportunidades. Salarios que alcancen
para llevar la comida a su casa; poder adquirir ropa, medicina y pagar el
pasaje. Las vacaciones también sirven, porque el descanso es necesario para
distraerse y seguir aportando”.
“La
incoherencia les arruina el día, apenas se sienten sus pasos. Eso mi compañero
de barrio, se vive en todo el país a diario. Si el político no cambia, entonces
seguirá ladrando, y la anti política reinará por otro rato, de la cual se vale
el gobernante para continuar chupando, lo poco de sangre que le queda al
venezolano. Eso, querido conocido, desde hace rato, viene generando impotencia,
y se aprecia cuando usted mira los rostros de las personas, y ve que llevan
consigo, la rabia rebotando”.
Arturo Molina
@jarturomolina1
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jarturomolina@gmail.com